Las prioridades para edificar carreteras evolucionan y dejan atrás el modelo lineal
Las obras más recientes priorizan continuidad operativa y sostenibilidad y se busca que se realicen etapas y gestión colaborativa que reducen retrasos, costos y daños ambientales.
La innovación en las carreteras ya no se nota solamente en el resultado final, sino en el proceso de planeación y construcción. (Fotógrafo Especial)
Diana Zavala
En distintas partes del mundo, las carreteras enfrentan los mismos dilemas: redes congestionadas, obras que no se ajustan al crecimiento urbano y proyectos rurales detenidos por la falta de planeación o de acceso a tecnología.
A medida que la infraestructura se vuelve más costosa de mantener, la industria busca nuevas estrategias para planear, ejecutar y operar los caminos que sostienen la movilidad de las personas y el intercambio económico.
Las soluciones más recientes apuntan menos al tipo de materiales y más a cómo se gestionan los procesos. El uso de modelos digitales, la colaboración entre disciplinas y la planificación por etapas permiten reducir riesgos, optimizar recursos y evitar interrupciones en los flujos de tránsito o en los ecosistemas donde se construyen las obras.
Publicidad
Esta tendencia se consolida en proyectos de gran escala y en otros de carácter local que comparten una misma meta: hacer que la infraestructura funcione de manera continua, predecible y sostenible, de acuerdo a los proyectos finalistas del concurso Año en Infraestructura (Year in Infrastructure) 2025 de Bentley Systems.
Uno de los cambios más visibles en las obras, establecidas en Australia, Malasia y China, es la planificación anticipada, que parte de modelos digitales integrados donde cada elemento de la carretera (puentes, drenajes, muros o túneles) se diseña en un entorno compartido.
Estos sistemas permiten visualizar el resultado final desde la fase inicial y prever conflictos de diseño o interferencias entre disciplinas antes de que lleguen al sitio. Para las constructoras, esto significa reducir retrabajos y, para los gobiernos, mayor certidumbre en plazos y costos.
La construcción por etapas es otra práctica que cobra relevancia. En ciudades densamente pobladas, donde no es posible cerrar las vías existentes, el reto no es solo edificar una nueva estructura, sino hacerlo mientras el tránsito sigue en movimiento.
La implementación de tecnología en la planeación de obras carreteras permite reducir tiempo y gastos.(Elizabeth Ruiz)
Casos de estudio: los finalistas de Bentley
Esa lógica guió el rediseño de la Warringah Freeway, en Sidney, donde se desarrollaron tres configuraciones de operación (antes, durante y después de las obras) sin interrumpir los más de 165,000 vehículos que cruzan diariamente el Sydney Harbour Bridge.
Los modelos tridimensionales permitieron modificar el trazo y los desvíos conforme avanzaban los túneles que se conectarán en los próximos años, asegurando compatibilidad entre fases y un mantenimiento más sencillo en el futuro.
En contextos rurales o de difícil acceso, la planeación adquiere otra función: garantizar la conectividad sin alterar el entorno natural.
En el norte de Borneo, el proyecto Sarawak–Sabah Link Road Phase 2 se concibió para unir comunidades dispersas entre montañas y selvas donde no existía una carretera continua. La complejidad topográfica obligó a fraccionar la obra en siete paquetes y coordinar a múltiples equipos de ingeniería con herramientas digitales que centralizaron la información.
La innovación en planeación de carreteras permite hacer obras cada vez más complejas, como la Sarawak–Sabah Link Road Phase 2.(Foto: Bentley Systems.)
Esto permitió ajustar trazos, evitar movimientos de tierra innecesarios y proteger zonas de valor ambiental, como el Parque Nacional Mulu, Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Con esa estrategia, el departamento público de Sarawak reportó ahorros de 43% en procesos de planeación y una reducción de costos cercana a 100 millones de ringgit.
La gestión ambiental también se integra cada vez más al diseño vial. En proyectos turísticos o transfronterizos, la prioridad ya no es solo la movilidad, sino la coexistencia con los ecosistemas.
Publicidad
La carretera ecológica Detian–Shuolong, construida por PowerChina ZhongNan Engineering en la región china de Guangxi, incorporó sistemas de tratamiento de aguas de túnel, reforestación en las bocas de acceso y control de ruido en comunidades aledañas.
La planificación digital permitió ajustar los trazos para minimizar talas y optimizar el uso del terreno, mientras los registros ambientales y sociales se vincularon con las fases constructivas. El resultado fue una colaboración 60% más eficiente y la reducción de 37 toneladas de CO2 durante la obra.
Detian–Shuolong, carretera ecológica construida por China.(Foto: Bentley Systems.)
Las lecciones aprendidas
Estos casos reflejan una transformación estructural: la carretera como sistema vivo. Ya no se trata solo de diseñar y construir, sino de establecer una cadena continua de información que abarque desde la etapa de diseño hasta la gestión de activos.
Los modelos integrados permiten que las autoridades operadoras accedan a los datos que se generaron durante la obra y los usen para mantenimiento, seguridad o actualización de infraestructura.
El cambio también modifica el papel de los actores. En lugar de procesos lineales entre diseñador, contratista y supervisor, los nuevos proyectos promueven equipos multidisciplinarios que trabajan de manera simultánea, con acceso compartido a la misma base de datos.
Este modelo reduce los vacíos de comunicación que suelen generar sobrecostos o demoras, y permite una supervisión constante de la obra.
Uno de los retos de las obras carreteras es hacer modificaciones a infraestructura existente, pero sin interrumpir el flujo de los vehículos.(Foto: Bentley Systems. )
En la práctica, estas innovaciones se traducen en tres lecciones clave para la industria:
Planear antes de construir: la inversión en diseño digital anticipa errores y reduce tiempos.
Construir sin detener la movilidad: la ejecución por fases evita impactos económicos y sociales.
Diseñar para durar: la integración de datos asegura una gestión eficiente durante toda la vida útil de la infraestructura.
Para los países que enfrentan saturación urbana, rezago en mantenimiento o déficit de conectividad, estas experiencias sugieren que la eficiencia no depende del tamaño de la inversión, sino de la capacidad de coordinar información y decisiones en cada etapa. En un entorno donde los costos ambientales y financieros de la infraestructura se vuelven más visibles, los proyectos de Australia, Malasia y China funcionan como recordatorio de que las carreteras no solo conectan territorios: también reflejan cómo una industria se adapta a los desafíos de su tiempo.