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Para mantener flujo turístico, México necesita apostar por infraestructura

Los Cabos, Mérida y Puerto Escondido proyectan ampliaciones aeroportuarias, carreteras y obras hidráulicas que definirán cómo crecerán sus desarrollos turísticos en los próximos años.
vie 21 noviembre 2025 05:30 AM
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La infraestructura busca adaptarse a la demanda del turismo, pero los procesos llevan un ritmo más lento. (Archivo Expansión)

El turismo sostiene miles de empleos y una parte significativa del ingreso en México. La llegada creciente de visitantes, el aumento de la inversión extranjera y la diversificación de destinos colocan presión sobre un elemento que determina la continuidad de ese crecimiento: la infraestructura.

“Uno puede tener el mejor hotel del mundo, pero si la gente no puede llegar, el hotel no va a funcionar”, dijo Luis Ruíz, socio de Onirius Hospitality Advisors, firma internacional de bienes raíces, consultoría e inversiones para hoteles y residencias de marca.

Desde aeropuertos y carreteras hasta servicios básicos, el desarrollo de obras en los principales centros turísticos avanza, aunque especialistas advierten que aún queda trabajo por hacer para sostener el flujo de visitantes en los próximos años y que, a pesar de las intenciones y los trabajos, hay un punto en contra de este crecimiento: el tiempo, lo que a su vez complejiza el crecimiento del turismo.

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Este elemento lo entiende bien el gobierno mexicano, principalmente cuando la actividad representa alrededor de 9% del PIB del país. Pero, aunque se empuja para crear proyectos que lo potencialicen, el tiempo juega en contra.

De acuerdo con Alfredo Hernández, director de Realty One Group Baja & Pacific México, agencia inmobiliaria, en el país, “entre uno y dos empleos de cada diez se generan por el turismo”. La inversión extranjera directa turística se ubicó alrededor de 3,000 millones de dólares el año pasado.

Aunque el número de visitantes mantiene una tendencia ascendente, el crecimiento económico del país no avanza al mismo ritmo, lo que introduce rezagos en infraestructura pública y social.

En este contexto, el desarrollo de movilidad, el agua y la capacidad aeroportuaria se vuelven puntos críticos en destinos que reciben millones de visitantes cada año y que en 2026 recibirán a viajeros adicionales por el Mundial de FIFA 2026, evento que se vuelve un arma de doble filo, ya que permite que se acelere la entrega de recursos para obras, pero cuya realización es cercana, considera Miguel Aliaga, CEO de Fibra Inn.

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Las construcciones en zonas turísticas suelen ser edificaciones privadas. (Archivo Expansión)

Baja California Sur: crecimiento turístico con presiones urbanas

En Baja California Sur, el turismo es el motor económico y la infraestructura responde a esa demanda. En 2024 fue el tercer destino con más viajeros internacionales del país ingresados por vía aérea, solo detrás de Cancún y Ciudad de México.

“El turismo aquí es la principal actividad y va muy ligado a la construcción, a la infraestructura de vivienda, carretera y hoteles”, señaló Miguel Ángel Robles Manríquez, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) delegación Baja California Sur.

Los Cabos concentra el mayor volumen de visitantes en el estado, lo que pone en jaque a sus vías de comunicación.

El aeropuerto opera con una sola pista y recibe alrededor de tres millones de visitantes al año, de los cuales 2.2 millones son turistas. La capacidad es limitada: en temporada alta registra entre 39 y 41 operaciones por día.

Para atender el incremento de pasajeros se proyecta una segunda pista con inversión estimada de 7,000 millones de pesos entre 2025 y 2029, además de la ampliación de nueve a 12 puertas de salida.

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La movilidad urbana enfrenta presiones similares. En Los Cabos avanza la construcción de la Glorieta de las Mujeres Libres, una obra que, según la CMIC, “va a ayudar mucho a mejorar la movilidad” en una zona donde las horas pico generan saturación vial frecuente. En La Paz también se intervienen vialidades, aunque el organismo reconoce que “aún falta mucho” para responder a la demanda.

El abastecimiento de agua es otro componente. En La Paz iniciará la construcción de la presa El Novillo, considerada de gran importancia para el estado. En los fondos federales destinados a infraestructura municipal, cerca del 30% se dirige a obras hidráulicas por la necesidad constante del recurso, indispensable para sostener los proyectos turísticos y las zonas residenciales donde se concentran inversionistas extranjeros.

A nivel económico, Baja California Sur presenta un ligero retroceso respecto a años anteriores: “bajó un poquito tanto la obra pública como la obra privada”, indicó la CMIC local, aunque el estado continúa por encima del promedio nacional en crecimiento constructivo.

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El turismo representa alrededor del 9% del PIB nacional. (ALFREDO ESTRELLA/AFP)

Los Cabos: infraestructura social y consolidación urbana, el pendiente

La consolidación de desarrollos urbanos es una pieza clave en uno de los destinos más visitados del país. Muchos complejos se encuentran entre 20% y 30% de avance y requieren inversión en agua potable, drenaje, alcantarillado y vialidades para llegar a su capacidad total.

Alfredo Hernández de Realty One Group Baja & Pacific México explicó que la compra de terrenos y viviendas por parte de extranjeros representa una parte importante de esta inversión, que podría ubicarse entre 100 y 200 millones de dólares en los próximos años.

En 2024, la inversión extranjera directa en Baja California Sur fue de alrededor de 1,350 millones de dólares. El sector inmobiliario generó cerca de 2,000 millones de dólares en transacciones, con unas 3,000 operaciones anuales y precios promedio cercanos a 800,000 dólares por propiedad. “La mayoría de los extranjeros buscan desarrollos que ya tienen todos los servicios”, dijo Hernández.

Sin embargo, el rezago en infraestructura social continúa. Existen colonias sin pavimentación, con acceso limitado a agua o sistemas de salud. Para Hernández, las decisiones de inversión y el atractivo turístico dependen también de estas condiciones: “La infraestructura social contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes y eso impacta de manera directa al desarrollo económico”.

El sureste y el Golfo, con un paso adelante

En la península de Yucatán, Mérida se posiciona como un destino relevante por factores que combinan aerolíneas, cultura, logística y seguridad. La operación aeroportuaria presenta inversión en pistas, tecnología y ampliación, lo que permite recibir aeronaves de gran capacidad.

Además, la apertura del Tren Maya introduce conexión ferroviaria con potencial tanto turístico como de carga, gracias a su ubicación cercana al polo industrial local, considera Luis Ruíz.

La ciudad se beneficia también de la cercanía con Puerto Progreso y de un creciente interés por actividades culturales y de exploración. El aprovechamiento de vestigios arqueológicos, la gastronomía yucateca y las visitas a zonas mayas atraen a viajeros que antes destinaban toda su estancia a Cancún, y ahora dividen su viaje para incluir varios destinos.

El turismo de experiencias avanza. Los visitantes buscan interactuar con comunidades y productores locales, realizar actividades gastronómicas, educativas o de bienestar. En este contexto, la infraestructura que sostiene estas experiencias, desde carreteras hasta servicios y equipamiento turístico, requiere actualizarse para responder al aumento de viajeros. “El turismo evoluciona hacia experiencias donde la gente busca interaccionar con la comunidad local”, explicó Luis Ruíz, de Onirius.

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Pacífico: vialidades, aeropuertos y transformación regional

La costa del Pacífico muestra cómo una obra puede cambiar por completo el acceso a un destino. Puerto Escondido, que dependía de una llegada por carretera desde Oaxaca, hoy cuenta con una autopista que conecta ambas ciudades.

El flujo turístico aumentó y el aeropuerto se encuentra en ampliación. “El turismo fomentó que se invirtiera en una carretera y luego en un aeropuerto”, explicó Ruíz, al señalar que estos cambios impulsaron nuevos proyectos hoteleros y residenciales.

En Nayarit, la ampliación del aeropuerto de Puerto Vallarta y el desarrollo de conexiones directas hacia zonas específicas del estado abren paso a una oferta que combina inversión privada y crecimiento turístico.

El caso de Punta Mita, impulsado por inversión privada desde un entorno casi silvestre, ejemplifica cómo la infraestructura termina por alinearse con la demanda turística.

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Los aeropuertos son uno de los puntos más importantes en el reforzamiento de la infraestructura para el turismo. (Gerardo Cortina Gudinni)

Las ciudades llevan la batuta

El desarrollo de infraestructura no se mueve al ritmo del crecimiento de atractivo del país, pero hay ciudades que buscan mantener su capacidad.

“Sabemos de antemano que el tema del desarrollo de la infraestructura de las ciudades puede ser complejo. Nosotros como empresas tenemos cierta complejidad en las aprobaciones de inversiones de capital, pero cuando menos en donde estamos basados, como en Guadalajara, Monterrey, Puebla, Toluca, aunque dependiendo de los tiempos y aprobaciones, vemos que sí hay un desarrollo de infraestructura”, dice Miguel Aliaga de Fibra Inn.

En Guadalajara, por ejemplo, la carretera Guadalajara-Chapala mejora la conectividad a esta zona que es cada vez más atractiva para el mercado latinoamericano, o el tren que conecta a Monterrey con su aeropuerto de manera eficiente.

“Creo que más allá del mundial, son naturales estas obras del propio desarrollo de las ciudades, pero ahora, enfocados en el evento, eso ayuda a que los gobiernos empujen mucho más ese desarrollo de infraestructura, lo malo es que nuestro peor enemigo es el tiempo, y es un poco en donde se dan algunos de los problemas”, dice el especialista.

El equilibrio que definirá el futuro

El desarrollo turístico depende de su red de infraestructura tanto como de la oferta hotelera, gastronómica o cultural. En los destinos analizados existe inversión en aeropuertos, carreteras y obras hidráulicas; también existen rezagos en servicios básicos, movilidad y consolidación urbana.

Las entrevistas coinciden en que la infraestructura pública y privada necesita avanzar al mismo ritmo que el crecimiento turístico para no frenar sus efectos económicos ni limitar el atractivo de los destinos. “El trabajar de la mano en asociaciones público-privadas acaba haciendo que haya una buena infraestructura y un buen desarrollo turístico”, afirmó Ruíz.

El reto para México será sostener ese equilibrio mientras el número de visitantes continúa en ascenso y las ciudades enfrentan las demandas de residentes, inversionistas y viajeros que comparten los mismos espacios.

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