El modelo de vivienda social de México está agotado
En los últimos 15 o 20 años, el modelo dominante de edificación de vivienda social ha demostrado su agotamiento en el país. Las evidencias han demostrado que en no pocos casos el esquema de crecimiento habitacional en las periferias de las ciudades ha sido contraproducente, lo que genera más y mayores problemas de los que se buscaba solucionar.
El modelo había consistido en grandes inmobiliarias que se hacían de terrenos baratos en las afueras de las ciudades, para desarrollarlos de manera muy rentable para ellas, mediante casas de interés social.
Sin embargo, sobre todo al principio, en no pocas ocasiones se edificaron sin los servicios suficientes, ni equipamientos necesarios como parques, escuelas, etcétera. Pero quizás la mayor inconveniencia haya consistido en la distancia entre estos nuevos complejos y las ciudades, en particular los centros de trabajo.
Esto, al grado que muchas de estas casas han sido abandonadas por sus propietarios, pues prefieren renunciar a los créditos que accedieron en lugar de sostener el oneroso tren de gastos, tanto en tiempo como en dinero, que representa el cotidiano traslado desde los complejos habitacionales a sus lugares de trabajo, con el consiguiente deterioro en la convivencia familiar y la calidad del tejido social.
El arquitecto Juan Carlos Cano, catedrático en la Universidad del Medio Ambiente (UMA) en Valle de Bravo, donde imparte la materia de Diseño Arquitectónico Social, y quien fue ganador del Segundo Concurso de Vivienda Social Integral organizado por el Fovissste en 2012, ve con buenos ojos los recientes cambios en la política de redensificación de las ciudades, lo cual implica que ya no se podrá construir fuera de los polígonos marcados para cada ciudad, lo que debiera marcar el final de la edificación de vivienda social en zonas tan alejadas del centro de las ciudades.
"La vivienda social se tiene que hacer dentro de las ciudades, no fuera de ellas", explica en entrevista. Además se espera que el tamaño establecido para la vivienda social mínima crezca del límite de 35 m2. "Ahora quieren que sea un poco más grande y menos apretada, lo cual estará muy bien", indica.
Este cambio de perspectiva, aunado a la reciente política del Infonavit de no construir nuevos complejos si no es con criterios de sustentabilidad, como por ejemplo la utilización de calentadores solares, entre otros implementos, si bien son adelantos insuficientes en pos de alcanzar una verdadera sustentabilidad, son visos de cambio que apuntan a un porvenir de no menores retos, pero por lo menos sí de mayor esperanza y una normatividad al respecto más clara.
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* Juan Carlos Cano
Es docente de la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable. Estudió Arquitectura en la Universidad Iberoamericana en la ciudad de México y Teoría de la Literatura en la Universitat Autónoma de Barcelona. Junto con Paloma Vera es fundador y socio del despacho CANO|VERA Arquitectura. Es profesor de proyectos arquitectónicos en la Universidad Iberoamericana desde 2005 y de la UMA desde 2013. Fue ganador del Segundo Concurso de Vivienda Social Integral organizado por el Fovissste en 2012. Formó parte de la exposición colectiva: 'Tension-Traction: jeunes architectes mexicains', llevada a cabo en el Centre Culturel du Mexique de París, Francia, en 2001. Ha publicado tres libros de poesía: Clemson, 1998, Umpire, 2007, y Creaciones Artísticas S.A., 2012. Es coautor del libro San Ángel. Una propuesta para el futuro, Fundación ESRU, 2007 y coautor también de Arquitectura Escolar. SEP 90 años, Conaculta, 2012. Es fundador y editor de la editorial MaNgOs de HaChA. Escribe para distintas publicaciones como Letras Libres, La Tempestad, Arquine, El poeta y su trabajo, Código y Domus México, entre otras.
