La economía e inversiones en la mayor parte del mundo están paralizadas por la pandemia del Covid-19. España es uno de los países más afectados; su población lleva desde el pasado 14 de marzo en aislamiento social y hasta el momento se reportan 64,059 contagiados, sin embargo, la industria inmobiliaria se encuentra sana.
En ciudades como Barcelona la inversión en este sector ha aumentado 30% ya que ha crecido el interés de inversores y family offices, según datos de la consultora inmobiliaria Laborde Marcet.
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El estudio detalla que estos activos son un refugio a las caídas de bolsa, ya que la prioridad en la actualidad es minimizar el riesgo y apostar por sectores estables que garanticen rentabilidad de entre 3% y 6%.
“En cuanto esta crisis pasajera acabe, el atractivo de los activos ubicados en zonas de paso seguirá siendo muy alto para los inversores. En las calles principales de Barcelona la actividad es frenética en circunstancias normales, por lo que cuando esta situación coyuntural pase”, la facturación de las empresas y el consumo volverán a la normalidad, dice el informe de la consultora.
El interés de los inversores se inclina a comerciales prime y a la compra de establecimientos hoteleros, especialmente en las zonas L’Eixample y en calles de Ciutat Vella, en donde hay mayor actividad turística, comercial y empresarial. Los presupuestos parten del millón de euros para activos en retail, mientras que las compras de edificios superan los 20 millones.
Sin embargo, el tiempo que dure la crisis por el Covid-19 es importante. Si la actividad de las empresas queda bloqueada más de lo previsto, el riesgo sanitario se puede convertir en económico.
“Barcelona es una ciudad con una economía que depende, en gran medida, del turismo. Si sectores como la moda, la hostelería y la restauración no vuelven a generar ingresos y empleo antes del inicio del verano, sí podríamos llegar a una situación económica crítica”, indica el estudio.