Las problemáticas de las ciudades latinoamericanas son muy similares: algunas muy extensas y que han duplicado o triplicado su densidad, con incrementos sustanciales de desarrollos verticales y congestionamientos viales, contextualiza Ignacio Torres, quien vislumbra que habrá un mercado inmobiliario más restringido, por lo que se necesitará regularlo e incentivar la creación de productos acorde a la demanda.
La gente va a seguir comprando vivienda, pero hay que pensar en nuevos productos más flexibles, sobre todo para las nuevas generaciones, agrega.
Rumbo más sustentable
Por su parte, Leonardo Díaz, fundador de Estudio 3.14, destaca que el mercado será más sensible a la sustentabilidad. “El impacto de consciencia social que no tuvieron fenómenos como el sargazo, huracanes e incendios forestales, lo está teniendo Covid-19.”
Un modelo de ciudad sustentable mejor administrado, es lo que el mercado podría privilegiar.
Una ciudad densa puede ser sustentable al tener que iluminar menos espacio, requerir menos tubos de drenaje y agua, que el camión de la basura recorra menos distancia y los centros de abasto y servicio estén más cercanos, además de que privilegie a los peatones.
Renta con opción a compra
En 2021 habrá menos personas que tengan dinero en efectivo para pagar el enganche de la vivienda, así como menos compradores con liquidez, lo cual desencadenará un aumento en la vivienda en renta, asegura Gene Towle, director de la consultora Softec; por lo que una alternativa sería crear productos de renta con opción a compra.
En los próximos dos años, coincide Towle, habrá cambios significativos en las preferencias y el comportamiento del consumidor. Tal vez veamos que la gente quiera vivir en zonas más rurales. “Hay que preguntarnos: ¿cómo vamos a compartir los lugares comunes, abiertos o cerrados, en los edificios de vivienda? y ¿cómo los arquitectos vamos a responder a estas nuevas condiciones? Estoy seguro que habrá una nueva arquitectura, por ende, una nueva condición de bienes raíces.”
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