Panorama triste para el tercer trimestre
Amy Henderson estimó que “hay una disminución en la toma de decisiones de los clientes para cerrar contrato de venta ahora”, incluso clientes cuyo proceso de contratación ya iba muy avanzado, ahora piden esperar para definir qué es lo que van a requerir y hacia dónde se van a dirigir como empresa.
A pesar de eso, la vicepresidenta senior de CBRE piensa que tanto las oficinas como los espacios coworking volverán a llenarse con un espacio acondicionado a las actuales circunstancias. Destacó que la gran ventaja del coworking es que “no le tienes que invertir nada” y “sigue ofreciendo esa flexibilidad de contratos por un mes” que permiten movilidad.
CBRE estimó que este verano “será muy bajo” para el mercado de oficinas en general y que tal vez puede mejorar hacia el tercero o cuarto trimestre del año. “Por ahora no hay nada que hacer hasta nuevo aviso y hay que entender de qué tamaño será esto, porque las empresas también estarán lastimadas”.
Observó que el segundo trimestre estará por debajo de lo esperado, aunque el primero fue mucho mejor que el año pasado, “pero todo este cierre de operaciones estará afectando al mercado” que además esta dolarizado, lo que obligaría a subir 23 o 25% el costo de oficinas, las que ahora no se ocupan.
Solución interdisciplinaria
“Sacar la bolita mágica” para saber cómo deberán reconfigurarse los espacios es complicado pero la búsqueda de soluciones debe ser en términos interdisciplinarios: de tecnología, ingeniería y diseño, estimó Alberto Laris, de Gaya.
Recordó que tras los ataques terroristas a los Torres Gemelas en Estados Unidos cambió la rutina de los aeropuertos y cómo debías abordar un avión. “Si las medidas sanitarias se deben mantener más tiempo cambiará el cómo entramos a los edificios, cómo nos relacionamos en espacios cerrados, podrían armarse túneles de escaneo y sanitización, y seguro que ya hay alguien que lo estás ideando”.
Amy Henderson consideró que ahora los edificios tienen que tomar medidas más estrictas y pensar aún más en el bienestar del usuario final, como ya la contempla la certificación WELL, con énfasis en un aire acondicionado sano, no viciado, con los filtros correctos. Además de contar con una buena iluminación.
Tendrá que realizarse “mucha más inversión en tecnología”, fomentando que el empleado tenga menor contacto con el edificio: no tocar el botón del elevador, ingresar al edificio con tarjeta y con ese mismo chip solicitar el elevador. Lo que vamos a empezar a ver son edificios “mucho más automatizados para evitar el contacto con el edificio”.