
“Estos trabajadores que no tienen una oferta, además, perdieron el subsidio que la Comisión Nacional de Vivienda entregaba. Las políticas de vivienda establecen que no habrá estímulos para la fuerza laboral que percibe 7,000 pesos al mes, con la finalidad de que pueda adquirir una propiedad de 500,000 pesos”, explica Fernando Zamora Rubio, presidente de AMPI sección Tijuana.
“Esta problemática no se ha logrado resolver en los últimos años porque ha caído la oferta de vivienda y la demanda es cada vez mayor. Ante esta situación, parte de trabajadores opta por asentamientos humanos irregulares. La migración centroamericana fomenta la invasión de lotes, cañadas y zonas de alto riesgo”, asevera el representante gremial.
En este sentido, entre los retos existentes en la entidad destaca “la generación de vivienda asequible para atender a la población de menores ingresos, con hipotecas y subsidios de manera directa. Dada la falta de reserva territorial, la vivienda vertical vendrá a resolver parte de la problemática actual con adecuadas políticas de desarrollo urbano”, asegura Zamora.
Sin embargo, Héctor Bustamante, director de Bustamante Realty Group, refiere que en la industria inmobiliaria, a diferencia de otras, cuesta trabajo cambiar el rumbo, ya que los proyectos llevan varios años en concluirse y comercializarse. “Esta pandemia nos ha llevado a reflexionar la manera en que construimos y comercializamos los inmuebles, con la expectativa de reactivar la economía.”

El despunte habitacional
El crecimiento más acelerado de la ciudad comenzó en 1950, impulsado por actividades como maquila, turismo y comercio. En esa década la población reunía a poco más de 65,000 habitantes, en una superficie de 1,686 hectáreas; para el año 1970 aumenta la población a 340,000 habitantes en 6,600 hectáreas; en el censo de 1995 se registró un millón de habitantes en una extensión territorial de 18,000 hectáreas, y para el año 2000 se sumaron 200,000 habitantes y 6,000 hectáreas.
Luego, de 2000 a 2008 la ciudad alcanzó una superficie de 34,000 hectáreas. Actualmente, tiene alrededor de 1,800,000 habitantes y una mancha urbana de casi 42,000 hectáreas, con una proyección de crecimiento de entre 500,000 y 1,200,000 habitantes para los próximos 20 años.
El Instituto Municipal de Planeación estima que 38.6% de la superficie de la mancha urbana corresponde a vivienda, 3% a usos mixtos, 11.7% a comercios, 5.2% industrial y servicios, 4% a equipamiento y 30% a terrenos baldíos.
