Tal es el caso de Cosma, constructora de vivienda horizontal y vertical del segmento medio en Puebla, que frenó tres proyectos en proceso y otros que estaban por iniciar. “Solo esperamos la señal para reactivar las construcciones detenidas, con posibles cambios en los programas de obra, por lo que estaremos abiertos a ajustar las prioridades y continuar con herramientas digitales para promover los desarrollos”, comenta Ariosto Goytortua López, director general de Cosma.
Si bien de marzo a junio las viviendas de interés social y con un costo menor a 800,000 pesos se desplazaron bien, la económica mantiene un déficit y la residencial tiene un sobreinventario.
Puntos de quiebre
“El aumento en el precio de la tierra y la reducción de subsidios han frenado la edificación de vivienda económica. Con hasta 4 UMAS (unidades de medida y actualización) había 125,000 acreditados en el Infonavit, siendo que apenas se construyen 3,000 viviendas de este segmento en la entidad al año”, expone el representante gremial.
Ante esta problemática, la propuesta de la cámara es que el gobierno asigne reserva territorial, tal como hace 25 años. “Si no hay una respuesta pronta, la tendencia es que ya no se construya vivienda económica en el estado”, advierte Moreno.
En el segmento residencial, cerca de 2,500 departamentos en tenido lento desplazamiento debido a que mucha gente perdió el interés en adquirir vivienda vertical tras el sismo de 2017, que provocó daños importantes en la entidad.
De acuerdo con estimaciones de Conavi, durante el año 2019 hubo una disminución en la producción de vivienda de alrededor de 2,500 viviendas. Aunado a ello, en el segundo trimestre de 2020 ocurrió una baja de 40% en la construcción y 30% en la comercialización.
En noviembre del año pasado se logró un convenio con el gobierno estatal, que otorgó 50 millones de pesos para brindar un subsidio por 50,000 pesos a población que percibe hasta 2.8 UMAS (casi 7,800 pesos mensuales), “esto ayudó mucho, sobre todo a las constructoras que tenían vivienda terminada o en proceso de construcción y que tenían dificultad para su desplazamiento a través del sistema tradicional”.
Por ello, “nuevamente hacemos la solicitud para reactivar el sector con este apoyo gubernamental de 50 millones de pesos. Por cada vivienda se generan cuatro plazas de trabajo directas y cuatro indirectas”, asegura Moreno Gómez.
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Con relación a la vivienda en renta, ocurrió una desocupación de casas y departamentos ocupados por estudiantes que con la pandemia regresaron a su lugar de origen; sin embargo, la demanda local se mantuvo.