El esquema consiste en que Altus realiza la instalación de los paneles en el techo de las plazas o estacionamientos, y después envía lo producido al inmueble, el cuál lo paga a una tarifa ligeramente más baja a la eléctrica.
En caso de que la producción de energía solar sobrepase lo que se consume —que suele pasar en ciudades cálidas y cielos despejados—, la empresa dueña del inmueble en colaboración con el negocio energético puede generar un nuevo negocio: estaciones para coches eléctricos.
La propuesta se hace aún más factible si la infraestructura se implementa también en los techos de los estacionamientos, que suelen abarcar más áreas de metros cuadrados.
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Lars Norell, cofundador y director ejecutivo de la compañía, considera que la estrategia es escalable en este tipo de edificios, debido a que sus dimensiones son más amplias que en el segmento residencial, lo que permite mayor número de paneles y, por lo tanto, de producción.
Al negocio todavía le hace falta escalar, y planea hacerlo a través de colaboraciones con CBRE, para ganar más terreno en Estados Unidos y posteriormente expandirse a todo América del Norte.