Esta situación dibuja un mapa de desigualdad que se concentra principalmente en tres alcaldías: Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc, que juntas albergan el 34.3% de las viviendas deshabitadas.
Las razones detrás de este fenómeno son complejas y están interconectadas. Por un lado, la producción de vivienda nueva se desplomó en las últimas dos décadas.
En el 2004 se producían cerca de 50,000 unidades de vivienda al año y hoy apenas llegamos a las 6,000. Si alguien pensaba que la gentrificación es un efecto solo porque la Virgen quiso o porque llegó de casualidad, pues ahí está la explicación. Ahí está el 80% de la explicación.
Federico Taboada López, director general del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva (IPDP).
Este déficit en la construcción, combinado con la concentración de servicios en zonas específicas, creó un círculo vicioso: las áreas con mejor infraestructura se encarecen, mientras las periferias, carentes de servicios básicos, se vuelven menos atractivas para el desarrollo habitacional.
Sin piso parejo
La desigualdad en el acceso a servicios se refleja en todas las esferas, incluso la cultural. "Xochimilco tenía un solo museo hasta hace cuatro años, mientras la alcaldía Cuauhtémoc tenía casi 100. Si la gente de Xochimilco quiere consumir cultura, pues forzosamente tiene que ir a la Cuauhtémoc, eso representando un viaje de horas, de dinero y gastos asociados", explicó Federico Taboada López, director general del Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva (IPDP), en el Foro Unidos para Construir una Ciudad Sustentable e Inteligente CMIC CDMX.
Esta disparidad no solo afecta el acceso a la cultura, sino a derechos fundamentales. "Si la infraestructura no aterriza en el territorio no hay derecho que se vea garantizado. El derecho a la salud en el artículo cuarto lleva 120 años en la Constitución, pero si yo no tengo un hospital, una clínica o un centro de salud próximo a mi vivienda o mi lugar de trabajo, no hay derecho a la salud que se esté garantizado", anadió el experto.