La tarde cae y el crepúsculo se cuela entre las ramas de los árboles de la colonia Portales, que compiten en altura con los edificios bajos que llevan más de cinco décadas construidos, y con las grúas de los nuevos que se construyen en busca de aprovechar la reciente popularidad de la zona. Pero a las cinco de la tarde, la maquinaria deja de sonar y el pitido del camotero se hace presente.
El carrito de aluminio se desliza por debajo de la banqueta, sorteando a las familias que apuran los últimos mandados del día en las habituales tiendas de abarrotes. A su paso, se cruzan con jóvenes que, tras la jornada laboral, buscan relajarse con una cerveza en los nuevos restaurantes de moda que empiezan a definir el rostro cambiante de la colonia.
Enclavada en el corazón del sur de la Ciudad de México, la Portales es un reflejo de tradición y modernidad que conviven en armonía. Su historia, diversidad y ubicación estratégica la han convertido en un punto de interés tanto para residentes locales como para quienes buscan mudarse a la capital.
Dividida en tres sectores —Portales Norte, Sur y Oriente—, cada rincón ofrece una experiencia distinta que se adapta a distintos estilos de vida, desde familias que llevan décadas habitando la zona, hasta jóvenes que la descubren por su nueva oferta de comercios y precios más bajos que en colonias aledañas.