En términos de dinero, esto se traduce en un salario promedio de 15,000 pesos mensuales para los afiliados, quienes destinan alrededor de 4,700 pesos a la vivienda.
En el caso de los no afiliados, el ingreso mensual ronda los 7,500 pesos, con un gasto de 2,500 en este rubro, de acuerdo con Marissa González Guzmán, economista senior de BBVA México.
Aunque el sector informal percibe menos dinero, sus ingresos pueden aumentar más aceleradamente, debido las opciones que tienen de diversificar sus ganancias. “Aunque los no afiliados ganan menos, también destinan una menor cantidad a su vivienda”, explicó la especialista durante la presentación del estudio.
Caso contrario a lo que sucede con los asalariados, quienes están sujetos a los sueldos otorgados por las empresas por contratos casi siempre anuales y que, si bien están mejor remunerados, el crecimiento es menor.
En cuanto a la renta, la brecha de los dos indicadores de crecimiento es menor, pero sigue presente. Desde 2016, el índice de valor de la vivienda en alquiler creció 16.5 puntos, mientras que el salario lo hizo solo 4.1, lo que representa una diferencia de 12.4 puntos en la actualidad.
Por tipo de trabajador, la diferencia es de 15.3 puntos para los afiliados y de 7.3 para los no afiliados.
El sobrecosto de tener una casa
La distancia entre el alza en el precio de la vivienda y el crecimiento de los salarios lleva a un sobrecosto para muchas familias. La recomendación financiera es no destinar más de 30% del ingreso mensual a vivienda. Sin embargo, 20.1% de los hogares mexicanos supera este umbral.
A nivel nacional, el valor medio de la vivienda se situó en 1.7 millones de pesos al cierre de 2024, de acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal. Mientras que la Secretaría de Economía reporta un salario de profesionistas y técnicos de 8,200 pesos.
La situación es más crítica en la Ciudad de México, donde cuatro de cada 10 hogares enfrentan esta carga. Según González, esto se debe a que en la capital se encuentran las propiedades más caras del país.
Le siguen Querétaro, con 27% de los hogares en esta situación, y Michoacán, con 23.66% que gastan más del 30% ideal.
A nivel nacional, los más afectados son quienes menos ganan. A diferencia de la brecha salarial, en este indicador son los no afiliados quienes destinan una mayor proporción de su ingreso a la vivienda.
En el primer quintil socioeconómico (en donde se concentra 20% de la población con menores ingresos), 32.9% de los afiliados al IMSS gasta más del 30% de su salario en vivienda. En el quintil más alto (20% de la población con mayores ingresos), lo hace solo el 8.8%.
Para los no afiliados del primer quintil, el porcentaje crece hasta 49.4%. Incluso, en el quintil más alto de este grupo, 35.3% de los hogares enfrenta un gasto excesivo.
BBVA estima que, para resolver esta problemática, se deben atender a 1.7 millones de hogares que hoy pagan más de lo recomendable por su vivienda, mediante créditos adecuados y opciones de renta accesible.