“Seguimos construyendo como hace miles de años. Las pirámides se hicieron poniendo un bloque sobre otro y eso no ha cambiado mucho", dijo Leopoldo Hirschhorn, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Vivienda (Canadevi) en Valle de México.
Mientras que Víctor Requejo, presidente del Consejo de Administración del Banco Inmobiliario Mexicano (BIM), afirmó que para que la vivienda sea viable debe reducirse su precio. "La vivienda se construye como tradicionalmente consiste en unas paredes y un techo. Hay que ver cómo se hace eso de la manera más económica para que pueda llegar la vivienda al mayor número de personas", dijo el especialista.
Hoy existen soluciones para mejorar procesos, materiales y sistemas de financiamiento, pero la inversión necesaria para implementarlas impide que tengan un alcance mayor.
En busca de la innovación
Ejemplo de ello es Preflex, un sistema constructivo de base ecológica que permite reducir más de 60% el tiempo de obra, al fabricar en planta muros y techos para ensamblarse directamente en sitio.
La solución ya se implementa en Estados Unidos, pero su costo, actualmente entre 15% y 20% mayor que el método tradicional, impide su aplicación masiva en México. Gabriel Grossman, su fundador, explicó que el modelo busca posicionarse en vivienda media y en retail con alta repetición, y señaló que con escalas de producción y apoyo institucional, podría volverse competitivo.
En promedio, una vivienda de 50 metros cuadrados puede ser ensamblada en seis horas, pero su costo rebasa los 300,000 pesos sin acabados ni instalaciones.
En el mismo sentido, PAD busca reconvertir espacios de oficinas y comerciales vacíos en vivienda, con estructuras flexibles que se puedan modificar y a un costo inferior al mercado. El negocio consiste en vender a los interesados sus “muros”, instalados en un espacio en particular, lo que consideran ayudaría a resolver la escasez de vivienda.
No obstante, los módulos tienen un costo aproximado de un millón de pesos, que aunque se encuentra por debajo del mercado, en particular en la Ciudad de México, no incluye piso, techo ni terreno.
Otro ejemplo es LeBane, plataforma de gestión de obras que permite administrar presupuestos, tareas, pagos, requisiciones y flujos de obra desde un solo sistema integrado.
La herramienta, que ya se utiliza en Argentina y se ha lanzado en México, busca reducir costos derivados de errores, retrasos o mala comunicación entre áreas, que actualmente representan hasta 40% del presupuesto.
Su costo por suscripción mensual es flexible y escalable según el tamaño del proyecto, pero su adopción requiere un cambio cultural en el sector, donde el 90% de las constructoras aún usa Excel y WhatsApp como principales herramientas operativas.