Aun con estas cifras, el acceso sigue limitado por los precios. Según el Programa General de Ordenamiento Territorial 2020–2035, la oferta se ha concentrado en alcaldías con precios superiores a los 25,000 pesos por metro cuadrado, mientras que el ingreso mensual promedio en la ciudad ronda los 6,000 pesos.
De acuerdo con los datos del RUV, la oferta que viene se enfoca en los segmentos popular, tradicional y medio.
La crisis habitacional
La brecha entre lo que se produce y lo que pueden pagar las familias ha derivado en otras modalidades como el subarrendamiento, la cohabitación o la autoconstrucción.
La Encuesta Nacional de Vivienda 2020 estimó que, en ese año, 801,055 viviendas adicionales eran requeridas en la CDMX.
De esos hogares, el 75.2% contaba con suelo para construir, lo que revela que el problema no es solo territorial, sino de política pública, financiamiento y regulación. Más aún, 49% de las viviendas existentes reportan alguna falla estructural, como humedad, cuarteaduras o deformaciones, según el mismo estudio.
Frente a este escenario, la AMPI advirtió sobre los riesgos de aplicar medidas unilaterales como el control de rentas, sin una expansión paralela de la oferta. “Controlar precios sin resolver la escasez solo agrava la crisis”, señaló Oviedo.
En resumen, los registros del RUV reflejan un desfase entre las metas propuestas y la producción efectiva. A mitad del año, el volumen total apenas rebasa el millar, y la mayoría se concentra en segmentos medios y tradicionales, en zonas de alta plusvalía. Las metas están trazadas. El reto ahora es cómo alcanzarlas.