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Riesgos climáticos ponen en jaque la vivienda autoconstruida en México

Más del 60 % de las viviendas en México fueron construidas por sus dueños.
lun 28 julio 2025 02:33 PM
La autoconstrucción de vivienda corre estos riesgos por el cambio climático
El gobierno y la industria privada implementan mecanismos de guía y ayuda para una edificación más resistentes.

Lluvias extremas, calor prolongado, microsismos y hundimientos del suelo redefinen las condiciones de seguridad de millones de hogares en México. En este contexto, la vivienda autoconstruida enfrenta retos estructurales que dificultan su adaptación al cambio climático.

El modelo, que por décadas permitió a miles de familias acceder a un techo propio, representa también un foco de vulnerabilidad ante fenómenos cada vez más frecuentes.

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Más de 64% del parque habitacional del país se edificó mediante procesos de autoproducción, según estimaciones de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). Estas viviendas surgen de esfuerzos familiares, generalmente en etapas, sin acompañamiento técnico ni planeación estructural.

Esta modalidad predomina en las periferias urbanas, donde los hogares enfrentan de manera directa los efectos del clima extremo. Las zonas de expansión urbana suelen carecer de infraestructura básica, regulación o servicios públicos, lo que multiplica los riesgos ante eventos climáticos intensos.

Viviendas expuestas sin blindaje climático

Durante junio pasado, las lluvias superaron en 51.3% el promedio histórico nacional, con precipitaciones de hasta 150 milímetros en un solo día. En viviendas con techos improvisados, muros sin impermeabilización y drenajes precarios, el agua se filtra con facilidad.

La Encuesta Nacional de Vivienda (Envi) documenta que 44.2% de los hogares en el país presenta humedad y filtraciones. Además, 40.8% muestra cuarteaduras o grietas.

Las altas temperaturas también generan impactos. En mayo de 2024, la Ciudad de México registró un nuevo récord histórico con más de 34 grados centígrados. En zonas de autoconstrucción, donde predominan materiales sin propiedades térmicas y sin ventilación cruzada, las viviendas no logran mantener temperaturas habitables.

“En las viviendas sin aislamiento térmico ni ventilación cruzada, el calor se acumula y no existe forma de disiparlo, lo que compromete la salud de sus habitantes”, indica un informe técnico de Materiales San Cayetano Express.

Grietas en la estructura y en el suelo

Además de las amenazas atmosféricas, los movimientos del subsuelo también comprometen la seguridad estructural. En el Valle de México, la sobreexplotación de acuíferos genera subsidencia diferencial.

Esta condición crea grietas en el terreno que afectan de forma directa a viviendas construidas sin cimentación profunda o castillos estructurales.

El Congreso de la Ciudad de México identifica 591 puntos de fractura y hundimiento en alcaldías como Iztapalapa, Benito Juárez, Iztacalco y Gustavo A. Madero.

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La UNAM documenta que los microsismos, aunque de baja magnitud, provocan efectos acumulativos en estructuras ligeras. Una grieta menor puede derivar en colapsos parciales si no se atiende. En viviendas sin losas ancladas ni refuerzo perimetral, las vibraciones reiteradas debilitan los muros con rapidez.

Condiciones estructurales y crisis hídrica

En zonas de alta exposición a la crisis hídrica, los riesgos incluyen tanto la escasez como el exceso de agua. Las viviendas que carecen de sistemas de captación pluvial, canales de escurrimiento o nivelación adecuada enfrentan inundaciones frecuentes. Por otro lado, hay regiones donde el suministro de agua es casi nulo.

Durante el foro “Ciudades Líquidas”, organizado por Fundación Hogares, especialistas señalaron que la gestión hídrica urbana no debe disociarse de la planeación del hábitat.

“El agua puede ser infraestructura, pero también punto de encuentro”, señaló el arquitecto Alberto Palma, participante del foro. En este enfoque, el rediseño del espacio urbano integra el flujo del agua como elemento estructural y comunitario.

Amenazas dentro del hogar

Las vulnerabilidades no se limitan al entorno exterior. Según un estudio técnico de la aseguradora Zúrich México, 41% de los incendios urbanos tienen como origen fallas eléctricas. Más del 80% de los hogares no cuenta con instalaciones eléctricas seguras.

Las conexiones improvisadas, contactos sobrecalentados, electrodomésticos sin conexión polarizada o tuberías corroídas no solo elevan el riesgo de incendio, sino también de fugas que comprometen la cimentación.

La Fundación Hogares alerta que estas “amenazas silenciosas” pueden permanecer ocultas durante años hasta detonar incidentes críticos. Una fuga mínima, por ejemplo, puede generar desplazamiento del subsuelo y dañar la estructura.

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Una práctica extendida, no siempre formal

La autoconstrucción representa más de la mitad del PIB del sector vivienda y contribuye con cerca del 3% del PIB nacional, de acuerdo con datos del Inegi.

Este modelo no implica, por sí mismo, precariedad o informalidad. La autoproducción permitióla ampliación progresiva del parque habitacional en todo el país. Sin embargo, cuando no se acompaña de asesoría técnica, uso adecuado de materiales o revisión del suelo, puede derivar en riesgos acumulativos.

“La autoproducción no es sinónimo de informalidad, pero sin acompañamiento adecuado puede traducirse en vulnerabilidades estructurales”, señala un informe de Sedatu.

La Guía Básica de Construcción elaborada por el Cenapred recomienda estudiar las condiciones del terreno antes de iniciar cualquier obra.

Fracturas, zonas de escurrimiento, rellenos o suelos expansivos deben descartarse a menos que un especialista valide su uso. A pesar de ello, gran parte de las viviendas autoconstruidas en México se edifican sin ese análisis previo.

Hacia una política de autoproducción con enfoque climático

La autoconstrucción seguirá como el medio predominante para que millones de familias accedan a una vivienda. Frente a ello, la política pública reconoce la necesidad de fortalecer este modelo, no solo en términos de financiamiento, sino también de seguridad estructural.

El Programa Nacional de Vivienda propone un enfoque territorial y comunitario, con asistencia técnica, plataformas digitales de capacitación y acceso a materiales con mejor rendimiento térmico y estructural.

Materiales San Cayetano Express, por ejemplo, apuesta por la capacitación a maestros de obra y familias que autoconstruyen. “Es necesario que conozcan materiales, métodos seguros y técnicas apropiadas”, plantea el ingeniero Óscar Montoya, gerente general de la empresa.

Sin una estrategia integral que considere los efectos del cambio climático y la vulnerabilidad estructural acumulada, el derecho a una vivienda adecuada seguirá incompleto para quienes más lo necesitan.

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