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Déficit de vivienda: hipotecas caras y costo del suelo agravan el problema

En México hay un rezago de más de ocho millones de viviendas y para 2030 se necesitarán 6.6 millones adicionales, de acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
lun 18 agosto 2025 02:57 PM
La crisis de vivienda en México se agrava por hipotecas inalcanzables y rupturas amorosas
Hipotecas altas dificultan el acceso a la vivienda existente, lo que incrementa la demanda de las rentas.

El déficit de vivienda en México no solo se mide en millones de casas faltantes.

Detrás de la cifra, de más de ocho millones de hogares de escasez, de acuerdo con la Comisión Nacional de Vivienda, y una demanda proyectada de 6.6 millones de unidades hacia 2030, se entrelazan problemas que van más allá de la poca construcción.

A la cada vez menor velocidad de producción de inmuebles se suman hipotecas con requisitos de ingreso difíciles de cubrir, familias que cambian de tamaño y forma, y una autoconstrucción que avanza sin planeación técnica, lo que complejiza satisfacer la demanda.

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Crecimiento poblacional y cambios familiares

Entre 1995 y 2025, la población aumentó 41 millones de personas, un crecimiento de 44.2%. Durante ese mismo periodo, el número de viviendas creció 88.8%, con más de 17.2 millones de unidades nuevas.

Aun así, el rezago se mantiene por cambios en los hogares: menos matrimonios, más divorcios, menos hijos y mayor expectativa de vida. Estos factores redujeron la densidad por vivienda de 4.77 habitantes en 1995 a 3.64 en 2025, con la proyección de llegar a 2.75 para 2035.

“Lo anterior ha llevado a generar un mayor déficit de viviendas”, dijo Luis Armando Díaz-Infante, secretario nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) e integrante del Consejo Directivo del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM).

Barreras para adquirir vivienda

A la mayor necesidad de vivienda se suma el difícil acceso al inventario existente. Los créditos hipotecarios se complican con tasas que exigen comprobar ingresos tres veces superiores al monto de pago y tasas de interés superiores a 10%, lo que generan pagos mensuales aproximados de 10,000 pesos por cada millón de préstamo, durante más de 20 años.

“Es decir, para una vivienda de dos millones de pesos se pagan 20,000 pesos y se deben demostrar ingresos por 60,000 pesos. Siete salarios mínimos, pero 70% de la población activa no tiene ese ingreso por sí sola”, dice el experto de la CMIC.

Además, el valor de la vivienda en las ciudades crece a mayor velocidad que los salarios, mientras la renta de vivienda podría pasar del 16% al 50% en los próximos 20 años.

Desde 2016, el índice de precios de vivienda de la Sociedad Hipotecaria Federal creció 58.4 puntos, mientras que el ingreso incrementó 4.1, de acuerdo con datos analizados por BBVA.

Esto ha provocado que cuatro de cada 10 personas en el país gasten más de 30% de sus ingresos en vivienda.

Díaz-Infante propuso nuevos modelos que incluyan esquemas de renta con opción a compra, como la figura de renta móvil, que permite a los trabajadores mudarse de acuerdo con su situación laboral o familiar, y acumular puntos para adquirir una vivienda.

También habló del Fibravit, un fideicomiso incluyente en el que inversionistas públicos y privados ceden las propiedades a los inquilinos después de un tiempo mediante el pago de rentas.

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El reto del suelo urbano

El costo del suelo con infraestructura adecuada obliga a desarrollar viviendas en zonas alejadas de los centros de trabajo. De acuerdo con Lamudi, entre 205 y 2023 el precio de suelo se disparó de 139%, mientras que el de vivienda 63% y el de materiales 79%.

En 2022, el precio promedio por metro cuadrado dentro de la capital estaba en 19,151 pesos (la cifra más reciente del índice), pero dentro de alcaldías como Cuauhtémoc el valor se promediaba en 42,900 pesos.

Esto provoca que en colonias como Roma, Condesa e Hipódromo, el precio por metro cuadrado rebasa la capacidad de financiamiento de los programas de Infonavit, afirmó Ricardo González Lomelí, presidente de la CMIC en la Ciudad de México.

Para muchas personas este panorama las ha llevado a autoconstruir en donde encuentran terreno disponible, lo que también ha abogado a las cifras de rezago.

De acuerdo con Gonzalez Lomelí, casi nueve millones de viviendas en México tienen condiciones que no se ajustan a las normas: “no tienen un vivienda adecuada ya sea por falta de servicios o por su ubicación Todavía hay desplantes de vivienda en lechos de ríos o en barrancas, zonas de alto riesgo”, explica.

Para González Lomelí, la redensificación urbana y la regulación del uso de plataformas digitales son clave, además de un banco de suelo que permita a los sectores vulnerables acceder a vivienda asequible.

Propuestas para atender el rezago

El CICM llamó a generar estrategias que vinculen seguridad, accesibilidad, eficiencia y asequibilidad. Entre las propuestas destacan:

  • Modificar planes de ordenamiento territorial y generar reservas de suelo asequibles.
  • Definir estrategias de redensificación atractivas para el sector privado.
  • Simplificar trámites y reducir tiempos de permisos.
  • Promover movilidad sostenible y contener la expansión urbana.
  • Crear esquemas de ahorro previo e inclusión financiera para trabajadores no afiliados.

“Se requiere más que construir muros y techos, se necesita una visión integral que vincule la seguridad con la accesibilidad, la eficiencia con la asequibilidad y la resiliencia con la equidad social”, dijo Mauricio Jessurun, presidente del CICM.

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