El caso más destacado es Monterrey, Nuevo León, donde las unidades que oscilan en estos precios representaron 84% del inventario existente en el segundo trimestre del año. Es decir, solo 16% de las viviendas que se encuentran a la venta tienen un valor de menos de 5 millones de pesos.
En la Ciudad de México, el epicentro de las protestas contra la gentrificación, la proporción es similar, con un 84% de las viviendas disponibles en estos dos estratos.
Guadalajara, Jalisco, es el caso con menor cantidad de vivienda residencial y residencial plus de las tres ciudades, pero la situación es igual. En un municipio en donde el salario promedio es de 5,960 pesos, de acuerdo con la Secretaría de Economía, el 78% de la vivienda disponible para comprar supera los 5 millones de pesos.
Las cifras muestran que este tercer trimestre se llegó a la mayor concentración en segmentos altos registrada en estas ciudades desde enero de 2024.
Tres ciudades, un mismo patrón
La concentración en vivienda cara no apareció de la noche a la mañana. Es el resultado de una evolución constante en las tres metrópolis que mueven el mercado inmobiliario nacional.
En Ciudad de México, el inventario residencial y residencial plus ganó terreno en los últimos seis trimestres. A inicios de 2024, el dato más antiguo reportado por la plataforma, representaban poco más de dos tercios de la oferta y ya en el segundo trimestre de 2025 llegaron a 82%, su nivel más alto registrado.
En ese mismo lapso, las categorías media, tradicional, popular y económica redujeron su peso de manera progresiva hasta representar menos de una quinta parte.
En Guadalajara, la tendencia fue similar. A comienzos de 2024, la vivienda asequible (media, tradicional, popular y económica) aún abarcaba un tercio del inventario digital.
Para mediados de 2025 cayó a 22%, lo que implicó un crecimiento sostenido de la residencial y residencial plus, que juntas superan ya las tres cuartas partes de la oferta.
En Monterrey, el patrón se acentuó todavía más. Desde principios de 2024, la ciudad concentraba alrededor de la mitad de su inventario en residencial plus. Un año después, esa categoría junto con la residencial representaba más de dos tercios de la oferta, con un 55% solo en residencial plus y apenas 16% en vivienda asequible.
Es el mercado más polarizado: la mayor parte de las unidades disponibles se ubican en el segmento de más alto precio.