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Pocos créditos a desarrolladoras detonan nuevas estrategias de financiamiento

Las desarrolladoras tienen que usar la creatividad para diseñar mecanismos de capitalización de proyectos de vivienda por el encarecimiento de los insumos.
lun 27 octubre 2025 05:00 AM
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El encarecimiento de suelo y materiales, así como acceso complejo a financiamientos, hace que las desarrolladoras replanteen sus estrategias para acceder a recursos. (Erich Sacco/Getty Images)

NOTA DEL EDITOR: Este texto se publicó en la edición de abril de 2025 de la revista Expansión.

La construcción de vivienda en las grandes ciudades de México enfrenta un reto creciente: el financiamiento. Con terrenos cada vez más costosos, materiales con precios al alza y tasas de interés elevadas, las desarrolladoras tienen que diversificar sus estrategias para hacer viables sus proyectos sin comprometer su rentabilidad.

A esto se suman las barreras regulatorias y la complejidad de los trámites, lo que impacta aún más en los costos de la construcción y la disponibilidad de la vivienda.

Esta es una cadena de desafíos. La creciente demanda en las zonas centrales, combinada con las restricciones para densificar la edificación, elevan el precio de los terrenos.

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De acuerdo con la consultora inmobiliaria AI360, el costo del suelo en la Ciudad de México creció 1.5 veces más rápido que el precio final de la vivienda, ya que entre 2015 y 2023 el índice de precios del suelo creció de 100 a 239 puntos, un incremento del 139%, superior al del resto de insumos de la construcción.

Tras la pandemia, justo los precios de esos insumos se elevaron y continúan volátiles. El Índice Nacional de Precios del Productor (INPP) del Inegi indica que solo entre 2021 y 2022 el precio de materiales de construcción para obras residenciales en la Ciudad de México y su Área Metropolitana aumentó 16.7%, casi el doble del crecimiento registrado en años anteriores.

Esto provoca que el precio de la vivienda se dispare en conjunto. Mientras en 2005 una vivienda promedio tenía un valor de 500,000 pesos, para 2022 su costo alcanzó los 2.2 millones.

Sin embargo, si se considera únicamente el aumento por inflación general (INPC), el precio de esa misma propiedad debería ser de 1.1 millones de pesos en 2022, de acuerdo con AI360.

Las tasas de interés también son un factor determinante. La tasa de referencia del Banco de México en mercancías pasó de 3.7% a principios de 2020 a 11% a finales de 2022, manteniéndose por encima de los objetivos de Banxico hasta 2024. Para el sector inmobiliario, las tasas bancarias para la construcción alcanzan entre 13% y 14% anual, lo que incrementa los costos de los desarrollos y, por consecuencia, el precio final de las unidades.

Ante este panorama, las desarrolladoras exploran diferentes alternativas de financiamiento que van desde asociaciones con inversionistas y venta anticipada de unidades hasta el uso de instrumentos financieros públicos.

"El problema no es la falta de financiamiento, sino el encarecimiento de las tasas de interés que ha vuelto más complejo el acceso al crédito", explica Nicolás Carrancedo, director general de BeGrand.

"No es solo obtener financiamiento, sino hacerlo en condiciones que nos permitan seguir operando sin que el costo del crédito absorba la rentabilidad", agrega Karim Oviedo, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).

El otro método

Enrique Téllez, CEO de Desarrolladora Del Parque y expresidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), explica que el procedimiento tradicional suele consistir en el acercamiento a inversionistas para levantar capital para la compra del terreno, después se combina el financiamiento bancario con la preventa y así se terminan de obtener los recursos para la construcción.

"Los bancos comerciales siguen siendo el grueso del financiamiento y las Sofomes entran a complementar el mercado. El crowdfunding ayuda en la compra de la tierra", comenta. Pero, aunque aún hay un gran ancho de empresas que utilizan la fórmula, hay otras estrategias que poco a poco ganan espacio.

En tiempos complicados, la creatividad sale a relucir, lo que resulta en estrategias nuevas para enfrentar el panorama.

Lo que muchos de mis colegas están haciendo es buscar que el dueño aporte la tierra y eso hace que los requerimientos de capital se reduzcan.
Enrique Téllez, desarrolladora del Parque

Una de estas empresas es Reserva Santa Fe, un desarrollo en el límite entre Toluca y Santa Fe que integró a los dueños originales de la tierra en un fideicomiso, con la promesa de beneficiarse de la plusvalía del proyecto.

"No compramos la tierra, sino que hicimos socios a los ejidatarios, lo que nos permitió mantener un esquema financiero sostenible", explica Armando Turrent, CEO de la empresa. La estrategia genera una tasa anual de plusvalía de 18% y reduce tiempos de negociación y regularización, dice el directivo.

Con esto el desembolso inicial del proyecto es casi mínimo y da cabida a que las inversiones de los socios pudieran enfocarse en la mejora de la infraestructura básica del lugar.

El método se combinó con un esquema de venta dividido en dos, en el que primero se comercializaron terrenos sin obra donde los compradores desarrollan su vivienda con sus propios recursos.

Después, con los ingresos de la comercialización, la empresa se capitaliza, lo que ayuda a iniciar su segunda etapa: edificar unidades de vivienda sin depender de créditos bancarios en su totalidad y, posteriormente, comercializarlas.

Para Armando Turrent esta estrategia fue la ideal y considera que debe replicarse en otros desarrollos, ya que además hace que “el juego sea más parejo” al no intentar comprar barato a los dueños de los terrenos y dejar que se beneficien del crecimiento de valor de su propiedad.

En Guadalajara, Jalisco, Levy Holding tiene un esquema similar. Su objetivo es construir en zonas céntricas, pero tienen tres impedimentos: falta de suelo libre, encarecimiento del terreno y casas declaradas patrimonio en desuso. El mecanismo que llevan a cabo para lograr sus desarrollos es asociarse con las personas dueñas de los inmuebles.

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De este modo, la empresa convierte las construcciones en viviendas habitables, locales o centros de amenidades sin adquirirlas y construyen más departamentos hacia arriba, brindando ganancias a quienes otorgaron el edificio principal.

Otro esquema utilizado es la flexibilidad de compra. La preventa con descuentos ha permitido a las desarrolladoras obtener liquidez rápidamente sin recurrir a financiamiento bancario en esta primera etapa. BeGrand, que tiene proyectos en las zonas más caras de la Ciudad de México como Del Valle, Polanco y Reforma, implementa esta estrategia.

Ofrecemos descuentos a clientes que adelantan pagos durante la construcción, lo que nos permite financiar el desarrollo sin depender completamente de los bancos.
Nicolás Carrancedo, CEO de Be Grand.

Además, diversifican sus fuentes de capital mediante asociaciones con inversionistas privados y fondos especializados.

Las empresas también recurren a la emisión de Certificados de Capital de Desarrollo (CKDs) para atraer inversiones institucionales y reducir la carga del financiamiento con otras instituciones. "Emitimos un CKD en el que participan Afores y otros inversionistas, lo que nos permite fondear nuevos proyectos sin depender exclusivamente de la banca", agrega.

La optimización de costos también es clave en los proyectos. En un entorno de alta volatilidad en los precios de los materiales, BeGrand implementa compras anticipadas y acuerdos con proveedores para mitigar el impacto inflacionario.

"El financiamiento bancario sigue siendo importante, pero hemos tenido que ser más estratégicos con los tiempos y condiciones de cada proyecto", explica el CEO.

Adicional a su estrategia, Be Grand da el salto a desarrollar en otras partes del país, en donde si bien la edificación continua siendo cara, al ser un fenómeno nacional el ticket promedio al que se puede comercializar es elevado, como su condominio Be Grand Ocean, realizado junto al despacho Legorreta, que tiene un enfoque más turístico al estar sobre la playa en Nayarit.

La diversificación

En respuesta a la volatilidad del mercado, algunas desarrolladoras optan por proyectos de menor escala. Téllez, de Desarrolladora Del Parque, explica que se reduce el tamaño de los desarrollos para disminuir riesgos financieros y agilizar la comercialización.

"Los proyectos más pequeños nos permiten una entrega rápida y menor exposición a la fluctuación de tasas", menciona.

Además, esta solución permite agilizar el levantamiento de recursos para el proyecto y terminarlo en menor tiempo, lo que implica menos dinero perdido, además de permisos más sencillos. También integran espacios comerciales en los desarrollos para diversificar los ingresos y atraer financiamiento privado.

La empresa trabaja en University Tower, un desarrollo cerca de Paseo de la Reforma que se cataloga como la torre residencial más alta de la Ciudad de México, pero, para Enrique Téllez, su dimensión fue tomada en un entorno distinto.

Desde el momento que se inició la negociación del proyecto han pasado más de 10 años. La situación del mercado cuando se inició era otra. Hoy yo no estaría pensando en hacer un proyecto de esa envergadura y magnitud. ¿Por qué? Porque en la actualidad del mercado hoy no existe la certidumbre.
Enrique Téllez, desarrolladora Del Parque

A pesar de los desafíos, las desarrolladoras continúan explorando nuevas formas de hacer dinero. Las tendencias indican que puede haber un mayor acceso a financiamientos verdes para proyectos sustentables. "Los créditos verdes podrían ser una alternativa viable para la construcción de vivienda con menor impacto ambiental", concluye Karim Oviedo.

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