Un centro nocturno inspirado en Las mil y una noches
La leyenda cuenta que el antiguo rey de Persia fue famoso por matar a todas sus esposas, suerte que cambió cuando conoció a Sherezada, quien logró engañarlo y mantener su interés al contarle una historia que no se terminaba: Las mil y una noches. Este relato logró mantenerla con vida tras la promesa de contar el final al día siguiente, lo que nunca ocurrió.
La historia que se volvió todo un clásico fue la inspiración para que el arquitecto italiano, fundador del despacho Bluarch, Antonio Di Oronzo, creara un estilo único para el Juliet Supper Club, uno de los centros nocturnos más aclamados en Nueva York, en el que el concepto de la alfombra voladora toma un nuevo significado en el diseño interior de este lugar.
"Una de las historias de Las mil y una noches versaba sobre una alfombra voladora y todos sus viajes a las ciudades del Medio Oriente y esto es básicamente lo que es el Juliet. Todos los detalles dorados están basados en la alfombra voladora, una alfombra que va a través de las nubes, las ciudades y las luces; ése es el concepto", dice el arquitecto en entrevista con Obras.
Es por eso que en el área de 400 m2, Antonio Di Oronzo utilizó materiales como espejos con cuentas de oro; comatex para el techo, que tiene dos capas; así como seda y ónix, todo con el objetivo de lograr esa atmósfera de misterio y lujo que además puede sufrir transformaciones dependiendo del uso y la hora del día, pues este lugar además de ser un night club es un sitio para degustar diversos platillos.
"Es un restaurante que se convierte en un club nocturno, por eso se llama Supper Club; puedes cenar y luego se convierte. La cocina es mediterránea, por lo que hicimos el diseño basados un poco en la historia de Sherezada", agrega Di Oronzo.
Cortesía Bluarch
Aunque su menú no difiere de un restaurante mediterráneo tradicional, detrás de él está el chef Todd English y una decoración que hace pensar en un palacio árabe o persa.
Los límites entre unos espacios y otros son casi imperceptibles, con el fin de generar una experiencia más sexy, comenta Di Oronzo.
Para el italiano, arriesgarse fue parte de la clave del éxito de este proyecto, pues utilizó una paleta de colores nada común en el diseño de interiores de sitios como éste.
"Hubo mucho riesgo porque normalmente no usas azules como lo hicimos en Juliet porque es muy frío y no se usa mucho, pero en este caso ves los detalles y hay mucho de ese azul en telas y también lo utilizamos en los muebles, como ocurrió con el oro, que fue una elección muy fácil porque es muy usado en el Medio Oriente y eso es básicamente", explica.
Cortesía Bluarch
Sin embargo, este desafío no hubiera sido posible sin la aprobación, pero sobre todo, el atrevimiento del chef Todd English, quien ha probado nuevas opciones con éxito, como lo hiciera con otros centros nocturnos, algunos de los cuales también han sido diseñados por Di Oronzo.
"Él es el mismo cliente para el que hicimos Green House y otros lugares, y nos conocemos bastante bien. Él es uno de los dueños de los clubes más exitosos en Nueva York, y nos pidió un lugar que la gente apreciara por ser nuevo y diferente, no típico; de hecho, el Juliet estuvo en la lista de los 10 mejores clubes nocturnos en el mundo y ganó muchos premios, y cuando encuentras un cliente que te permite tomar riesgos, tienes una oportunidad de hacer algo especial, porque él solamente nos pidió algo que fuera único", relata el italiano.
El diseño, que tardó aproximadamente tres meses en consolidarse y medio año en construirse, incluye iluminación led, totalmente controlada con distintos sistemas, pues con el estandarte de la innovación también viene mucho trabajo que permite hacer realidad al diseño temático.
"Siempre tratamos de hacer cosas que nunca se hayan hecho, así que usamos la ecuación fractal para organizar las luces pequeñas, todos los ensambles y los paneles; fue mucho trabajo. Fuimos los primeros en utilizar cristales en una instalación, y después todos nos copiaron. Hay cristales que vienen del techo, teníamos una estructura tridimensional con Swarovski, todo fue hecho así, con cristales grandes y fue una gran labor", dice.
Cortesía Bluarch
El arquitecto italiano abrió el despacho Bluarch hace nueve años, tras diez de trabajar para otros despachos como Eisenman Architects tras su llegada de Roma. Para él fue la puerta de entrada al mundo de la arquitectura estadounidense.
Di Oronzo tiene muy clara la funcionalidad del negocio: el objetivo es optimizar costos logrando la mayor calidad, y no sólo pensando en el diseño de un lugar, sino también en la creación de toda una experiencia, como lo hizo con el diseño del Juliet, coronado por la iluminación.
"Hay un sistema inteligente interconectado para el DJ y el club, y hay otro diseñado para el restaurante, un poco más cálido. De hecho todas nuestras luces vienen de China, pero la diferencia es que utilizamos un representante de Nueva York y la razón por la que hacemos eso es que no quieres comprar todo por internet y que a lo mejor no sea como tú quieres y no dure, así que esta compañía te garantiza que todo funcionará", explica.
Cortesía Bluarch
El proyecto ,que tuvo un presupuesto de 1.5 millones de dólares, también tomó en cuenta la sustentabilidad y el hecho de ser amigable con el ambiente, como lo hiciera de manera inicial con el Green House, que fue el primer club nocturno en estar certificado como eco-friendly en Estados Unidos. Lo anterior se logró utilizando materiales que no dañan el ambiente, así como técnicas de ahorro de agua y luz tal y como lo señala el propio arquitecto.
"Hoy prácticamente todos pueden ser sustentables porque muchas compañías trabajan ya con productos sustentables y también puedes implementar técnicas sustentables: si hay una manera de no desperdiciar o de ahorrar, eso ya es ser sustentable. Si hay una manera de reducir, no necesariamente vas a estar certificado pero si vas a ser sustentable", afirma.
El arquitecto que no distingue entre clientes de gran renombre como Donald Trump, empresarios en China o Qatar, o dueños de pequeñas compañías, ha comprobado que el tomar riesgos con el objetivo de innovar es un compromiso y una puerta para dejar huella en un mundo donde cada vez es más complicado ser original.
"Lo es absolutamente porque si tú haces lo que todos hacen no estás diciendo nada nuevo, y en ese punto debes de tener un gran nombre para que la gente te reconozca por eso, pero si haces algo nuevo y diferente, con riesgo, tienes que ser muy inteligente, pero también tienes mayor oportunidad de tener éxito", señala.
Cortesía Bluarch