Barreras físicas y tecnología
Otra medida, que están implementando instituciones financieras y que podría adoptarse en oficinas gubernamentales con atención al público, es la separación física entre funcionarios y ciudadanía a través de micas de policarbonato o barreras tipo persianas.
Además, mediante alguna app, el gobierno podría publicar qué servicios están saturados en tiempo real para que los usuarios decidan si acudir o no.
Espacios abiertos
“En los diseños más recientes, apoyados con tecnologías y nuevos materiales, existe un mejor aprovechamiento del espacio”, refiere Soto. Por ejemplo, los paneles ayudan a crear espacios más abiertos, claros y más flexibles.
Open Space es un concepto que flexibiliza el uso de los espacios, donde no hay asignación de escritorios, se puede trabajar en cualquiera, con la premisa que todos van a tener el mismo nivel de confort. Este modelo implica diseñar esquemas de infraestructura de redes y mobiliario específicos”, reflexiona el académico.
Este modelo se aplicó en algunos pisos de oficinas del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Superficies Mínimas
En México, las medidas en los espacios de oficinas gubernamentales no están estandarizadas. De acuerdo con el libro La administración de los inmuebles públicos: una herramienta para una mejor gobernanza, la media pasó de 37 a 23 m2 por funcionario público. Aún así, con la finalidad de reducir el gasto público y el impacto ambiental, el objetivo sería reducir el número de metros por persona.
Otros países no realizan su tabla Superficies Mínimas a Ocupar por Institución (SMOI) en función de la jerarquía, como lo hace México, sino de las actividades por cada trabajador, a lo cual ahora hay que sumar el factor del sano distanciamiento por la epidemia. “Si tomamos en consideración una distancia de 1.5 m, la superficie tendría que ser de 7 m2 como mínimo”, calcula Soto.