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Los espacios también curan: cómo el interiorismo impacta más allá de la estética

La funcionalidad y capacidad de brindar bienestar son propiedades que comienzan a posicionarse entre las prioridades de los despachos de interiores.
vie 30 mayo 2025 05:50 AM
Cómo el diseño interior de tu casa te puede 'enfermar' o 'curar'
Especialistas afirman que el diseño interior no solo organiza objetos, también puede mejorar el estado de ánimo, fomentar el bienestar y hasta acompañar procesos de sanación.

La casa parecía estar sin habitar a pesar de que su dueño vivía ahí desde hace dos años. Tenía una atmósfera sin vida ni personalidad. Al llegar, la interiorista Victoria Plasencia supo que algo no funcionaba: “Esta casa es una caja vacía”, soltó.

No solo le faltaban muebles, sino sentido. Durante el proceso de renovación, el propietario enfrentó una cirugía de alto riesgo. Cuando regresó del hospital su vivienda se había transformado. “Entró, lloró de alegría y nos dijo: 'estoy seguro que era la casa (lo que lo enfermaba)'”, relató Plasencia.

El testimonio encarna lo que cada vez más especialistas afirman: el diseño interior no solo organiza objetos, también puede mejorar el estado de ánimo, fomentar el bienestar e incluso acompañar procesos de sanación.

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De acuerdo con el estudio de Tendencias: Diseño y Arquitectura del Futuro 2026, de la empresa de acabados Cosentino, 45% de los interioristas de todo el mundo considera que el diseño de un espacio impacta en el estado emocional y 35% en la productividad y funcionalidad.

Además, 25% prioriza la funcionalidad por encima de la estética, que es prioridad del 20%.

Los interioristas, por lo tanto, tienen que interpretar más allá de lo que se les pide explícitamente. “Una cosa es lo que te dicen y otra es el sentimiento que hay detrás, la emoción que tienes que curar”, dijo Victoria Plasencia. Su labor consiste en descifrar lo que las personas necesitan para vivir mejor, incluso si ellas mismas no lo saben.

La apropiación del interior

Según Karina Landeros, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los espacios que habitamos nos afectan emocional y conductualmente.

Un lugar puede promover la conversación o inhibirla, invitar a permanecer o generar incomodidad. “Definitivamente tienen una influencia en la manera en la que las personas se sienten, pero también en cómo interactúan, en cuánto tiempo permanecen”, explicó.

En entornos donde las personas pasan mucho tiempo, como oficinas, escuelas o viviendas, es común que noten qué les incomoda. Lo difícil es tener la capacidad económica, técnica o incluso el lenguaje para transformarlo.

Incluso es complicado tener la posibilidad de hacerlo, pues 31% de las personas en el país alquila su vivienda, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“La posibilidad que tenemos de modificación de espacios que rentamos pues es menor que si tenemos casa propia, ahí hay unas limitantes, sin embargo, lo que sí se ha encontrado es que las personas buscan la manera de adaptar su espacio”, dijo Karina Landeros.

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La luz cálida es uno de los elementos que más aportan bienestar al ambiente.

A nivel social y urbano, la especialista en psicología ambiental explicó que el diseño tiene que construirse desde el diálogo. “Los grupos sociales tal vez no sepan cómo se refleja lo que necesitan en una casa, pero si se les escucha se puede construir en conjunto”, comentó.

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La iluminación y ventilación son elementos básicos.

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Lo que no se dice

Pero lograr cumplir con estas necesidades de las personas en todas sus aristas es complejo incluso cuando existen la posibilidad, disposición y unas demandas claras.

Uno de los mayores retos del diseño interior es descubrir lo que el cliente realmente requiere. En palabras de Victoria Plasencia no basta con lo que expresan. A veces alguien dice querer un estilo minimalista porque lo vio en redes sociales, pero su lenguaje corporal o su relación con los objetos evidencian otra cosa.

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Darle un papel protagónico al diseño del baño, para hacer de la ducha un momento de relajación, es otra forma de priorizar el bienestar.

Este tipo de decisiones exige observación, sensibilidad y experiencia. “Es como con las plantas: no todas florecen con el mismo sustrato. Las personas tampoco”, añadió. El objetivo es ofrecer condiciones óptimas para que cada usuario pueda desarrollarse en su entorno.

Esto implica trabajar con psicólogos, ambientalistas y otros profesionales, como sugirió Karina Landeros: “El diseño requiere una aproximación inter, multi y transdisciplinaria”.

Función, estética y longevidad

Un espacio funcional no puede planearse solo desde la apariencia. Victoria Plasencia, directora del despacho de interiores que lleva su nombre, explicó que el trabajo de selección de materiales debe contemplar la estética, la durabilidad, el costo y la salud de los usuarios.

“Nos fijamos mucho en cubiertas para cocinas o mesas de comedor que tengan larga vida. Que si cae vino o salsa se limpie fácil. Eso mejora el ánimo de quien vive ahí”, mencionó.

El mismo principio aplica para telas, muebles e iluminación. El objetivo es lograr que el diseño envejezca con dignidad y que los usuarios no se angustien ante el uso cotidiano.

“Diseñamos espacios donde si tienes alergias, mascotas o niños que rayan, nada se convierte en un problema. Lo que queremos es que la gente se sienta tranquila”, comentó.

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Parte del beneficio a los habitantes en el interior de sus viviendas es proveer de materiales resistentes, para evitar preocupaciones por su durabilidad.

En contextos urbanos donde la vivienda suele ser pequeña, la selección inteligente de cada elemento cobra aún más relevancia.

La psicóloga ambiental señaló que, aunque muchas personas no pueden modificar sus casas, buscan hacerlas propias: colocan fotos, reorganizan escritorios o adaptan zonas comunes con pequeños gestos. “Hay una conciencia de cómo me siento en los espacios y qué necesito”.

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Diseñar para lo que vendrá

El reto mayor es diseñar no solo para lo que una persona es, sino para lo que podría llegar a ser. En el caso de la vivienda esto se traduce en crear espacios que apoyen futuros hábitos y aspiraciones.

“Una persona desordenada no necesita que su casa refleje su desorden, necesita un sistema para vivir de forma más ordenada, aunque no lo pida”, señaló Plascencia.

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Las texturas ayudan a dar confort a los interiores, lo que se puede lograr a través de las telas.

La capacidad de los espacios para transformar a quienes los habitan está más documentada en la actualidad. Y aunque pocas veces se le otorga la misma importancia que a otros aspectos de la salud, cada vez más personas entienden que su entorno influye en su ánimo, sus relaciones y su calidad de vida.

“Las casas deberían entregarse con interiorismo incluido”, dijo uno de los clientes de Plasencia, “antes no sabía lo que me faltaba”.

Crear tu propio refugio

De acuerdo con el estudio de tendencias Cosentino, crear un espacio que provea bienestar se puede resumir en tener en mente cinco elementos: el fuego, por ejemplo, a través de la calidez que puede ser dada por la luz o hasta por chimeneas.

El agua, al poner protagonismo en el baño, con superficies relajantes y colores tenues que creen atmósferas relajantes en la ducha; el aire, reflejado en buena ventilación, iluminación o incluso telas de texturas suaves y ligeras que ofrecen sensación de seguridad y cuidado, de acuerdo con el estudio.

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La vegetación y el uso de plantas aromáticas incrementan el impacto emocional positivo en un espacio.

La tierra, a través de jardines o plantas aromáticas, como la lavanda, y finalmente el oído, que también debe ser considerado, pero con silencios que ayuden a la introspección.

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