A este punto, si la hubieras rentado a mitad de precio seguramente se habría ocupado muy rápido y ¡tu ingreso anual habría sido el mismo!
Te pongo otro ejemplo menos extremo: supongamos que quieres recibir $10,000 al mes. Si se alquila inmediatamente, obtienes en total $120,000 al año. Pero, ¿qué pasa si entre que la pintan, toman fotos, la anuncian y cae el cliente indicado… se acaba firmando el Contrato de Arrendamiento 2 meses después? El ingreso mensual promedio habrá bajado a $8,333 con sólo 10 meses efectivos ese año. Hubiera convenido más rentarla en $8,500 (15% debajo del precio deseado) que estar dos meses sin inquilino y rentarla a precio lleno después.
Este caso aplica principalmente al ramo habitacional donde el contrato más común es por un año. En propiedades comerciales o industriales los plazos suelen ser más largos y por lo tanto la tabla crece y los porcentajes mensuales disminuyen.
Pero volviendo al tema, en mercados con sobreoferta (donde hay más propiedades que interesados) no es nada extraño ver inmuebles “en renta” por más de 6 meses. Eso es una eternidad en años perro .
Dicen que durante la pandemia por COVID-19, la economía mundial colapsó porque dejamos de comprar cosas que no necesitábamos. Es natural que en una crisis los primeros gastos que se recortan son los lujos. Esto hizo que las rentas medias se apreciaran (subió la demanda) y las de mayor valor se desocuparan en poco tiempo.
Edificios completos de departamentos se volvieron prácticamente fantasmas, habitados por los pocos propietarios que no se vieron forzados a buscar alternativas, mientras que todos los depas vacíos hacían honor al famoso dicho de junior: “Bien vendido o bien podrido”.