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Ciudades suaves en tiempos duros

En el mundo moderno hay poca equidad en el espacio y su distribución, donde la cantidad y calidad del espacio en el ámbito privado refleja casi siempre la riqueza económica, apunta David Sim.
mar 03 mayo 2022 05:00 AM
Ciudades suaves en tiempos duros
El valor del espacio público; los parques y jardines, calles y plazas, nunca pueden ser subestimados, considera David Sim.

(Obras) - Nuestras vidas están enmarcadas por el espacio y el tiempo. Las construcciones hechas por humanos en torno a estos fenómenos contienen (y restringen) nuestro día a día. Con la pandemia teníamos mucho menos espacio para contener nuestra vida diaria y aún más tiempo en espacios más pequeños.

La pandemia no ha sido un ecualizador en la sociedad y ha expuesto mucho de lo que ya sabemos. En el mundo moderno hay poca equidad en el espacio y su distribución, donde la cantidad y calidad del espacio en el ámbito privado refleja casi siempre la riqueza económica.

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Por su parte, el tiempo, tal vez, es más democrático. Para empezar, todos tenemos solo 24 horas al día para gastar, independientemente de la riqueza o la posición social. Sin embargo, se podría argumentar que aquellos que tienen que trabajar más horas por menos dinero tienen más probabilidades de viajar más lejos para llegar a su trabajo, siendo los mismos que viven en casas y barrios con menos lujos.

Puede parecer paradójico que a medida que el mundo se tranquilizó, en realidad tuvimos más tiempo para nosotros mismos. En los meses de estar atados a un lugar, muchos de nosotros repentinamente nos volvimos “ricos en tiempo”, lo que brindó oportunidades para volver a conectarnos con el planeta, el lugar y la gente. La lentitud forzada permitió la atención plena, la oportunidad de usar nuestros sentidos y experimentar más en nuestra vida cotidiana, y quizás, ser más conscientes de cómo gastamos nuestro tiempo.

Tuvimos tiempo para conectarnos con el lugar, ya que nuestras vidas se volvieron más locales, limitadas a unas pocas calles y espacios alrededor de nuestros hogares. En este ámbito, los detalles se volvieron más significativos y nos dimos cuenta de cosas que tal vez nos habíamos perdido. Las vistas desde nuestras ventanas adquirieron mayor significado; la belleza de las hojas en las ramas oscilantes de los árboles de la calle, o el valor del cielo y la puesta de Sol.

Tener más tiempo en espacios más pequeños nos permitió conectarnos con las personas que nos rodean; así como con tareas como cocinar, comidas más largas y jugar con los niños. Me pregunto si en el futuro los niños recordarán la pandemia de forma cálida, como un momento en el que estábamos especialmente conectados, involucrados y amados.

En este contexto, observé algunas pequeñas intervenciones urbanas que marcaron una gran diferencia en la calidad de vida en ciudades confinadas y que ofrecen pistas para mejorar las ciudades a futuro.

El balcón es algo sencillo, y bastante económico; solo unos pocos metros cuadrados de concreto o madera pueden ofrecer servicio durante cientos de años, conectando físicamente a las personas todos los días con el aire fresco, el Sol y el mundo exterior. Comparé esto con el alto costo y la vida corta de un automóvil, una tele o una computadora. Otras zonas de borde suave como porches, terrazas, vestíbulos, y ventanales funcionan de dos maneras, no solo creando sana distancia, sino también permitiendo la proximidad, la sociabilidad e incluso la intimidad.

Caminar y andar en bicicleta son los medios más baratos, limpios y eficientes en cuanto al espacio para mover a las personas manteniendo la sana distancia. Es importante destacar que requieren la infraestructura más barata y más rápida. Los peatones se autorregulan intuitivamente, caminar permite a la persona elegir su propio ritmo, ruta y cuándo detenerse, empoderando al individuo.

De todas las formas de transporte, caminar ocupa la menor cantidad de espacio por persona. Incluso cuando se necesita más espacio para permitir y garantizar la sana distancia, esto aún significa superficies relativamente pequeñas en comparación con los automóviles. Con el ciclismo, existe la misma sana distancia instintiva, pero obviamente llegas más lejos y te mueves más rápido.

En todo el mundo, las autoridades públicas hicieron un rediseño radical de sus calles para aumentar la capacidad para caminar y andar en bicicleta. Es fácil, económico y rápido ampliar las aceras o convertir un carril para automóviles en una ciclovía.

El valor del espacio público; los parques y jardines, calles y plazas, nunca pueden ser subestimados. Aunque el paisajismo cuesta una fracción de lo que cuestan los edificios, estos espacios al aire libre siempre han demostrado ser buenas inversiones y son un componente crítico de los vecindarios.

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Vimos que las calles pueden hacer más que solo acomodar coches en espacios públicos, brindando a los ciudadanos un lugar para tomar aire fresco y hacer ejercicio, brindando el espacio de juego que los niños necesitan desesperadamente. Las calles se vuelven más animadas, y con la presencia de humanos y la ausencia de automóviles, también más seguras.

Debemos comenzar a reimaginar nuestras ciudades, con más detalles simples y suaves que conecten mejor a las personas con el planeta, con el lugar, y hacen que la vida local no solo sea posible, sino más atractiva. Las soluciones suaves bien pensadas pueden ayudar a crear un mundo más saludable, más sostenible y más equitativo. Y como no son caros, no se necesita mucha imaginación para imaginar una ciudad donde todos puedan tener acceso a aceras y espacios verdes, balcones y carriles para bicicletas. Como suele decir Jan Gehl, “es barato ser amable con la gente”.

En la pandemia, nos dimos cuenta de que podemos hacer más con menos. No necesitamos consumir tanto para vivir una vida plena, no necesitamos viajar tanto. En este tiempo de pandemia mundial, podemos reconocer el valor de las ciudades suaves y el urbanismo puede darnos ese optimismo que en momentos como el actual podemos perder.

Nota del editor: David Sim es autor del libro ‘Ciudad suave. Construyendo proximidad, diversidad y densidad para la vida cotidiana’. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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