La noticia de que México será una de las sedes de la Copa Mundial de la FIFA 2026 ha desatado un torbellino de expectativas y desafíos tanto para inversionistas como para quienes forman parte del sector inmobiliario. La modernización propuesta para el Estadio Azteca de la Ciudad de México, el Estadio BBVA de Monterrey y el Estadio Akron de Guadalajara promete no solo elevar la experiencia futbolística, sino también abrir oportunidades en diversos sectores.
La Copa Mundial 2026: Un impulso y desafío para los estadios en México
Inaugurado en 1966, el Estadio Azteca tiene una capacidad de más de 80,000 espectadores. Con su legendaria historia de dos Copas Mundiales, se enfrenta a la necesidad de una actualización crucial para alcanzar la categoría 1 requerida por la FIFA. Este proyecto es un reto interesante para la especialización de Project Management, ya que este proceso no solo implica ajustes estructurales, como la expansión de capacidad y la renovación de áreas clave, como el área de prensa y el área médica, sino también una revolución tecnológica. La transformación digital, con patrocinadores aprovechando áreas digitales, un sonido mejorado y pantallas de última generación, se suma a la visión de preservar la esencia única del estadio.
México, siendo el país en América del Norte con el mayor número de equipos profesionales de futbol, subraya la importancia de este deporte en nuestra cultura. La modernización de los estadios se convierte, así, en un asunto central no solo para dueños y patrocinadores, sino también para el desarrollo económico de las ciudades sede y la imagen del país a través de símbolos icónicos urbanos. La tendencia de convertir estadios en centros de entretenimiento polifacéticos promete una mayor rentabilidad y atractivo turístico, inyectando vitalidad a comercios y hoteles cercanos.
En contraste, el Estadio BBVA Bancomer, inaugurado en 2015 y con una capacidad de poco más de 50,000 aficionados, requiere mejoras específicas en suites y áreas de prensa, así como en la recuperación del césped. La visión de convertirlo en un versátil centro de espectáculos muestra cómo la modernización va más allá de la funcionalidad futbolística, abrazando la diversidad de eventos y actividades. El Estadio Akron, por su parte, cuenta con capacidad para 50,000 espectadores, y también está en la mira de mejoras tecnológicas y logísticas. La intención de enriquecer la experiencia auditiva y visual, junto con mejoras en la accesibilidad al estadio, refleja el compromiso de elevar los estándares en todos los aspectos.
Sin embargo, estos procesos no están exentos de desafíos, particularmente para los que tienen a su cargo la administración de los proyectos, ya que la falta de proveedores especializados en estadios de primer nivel en México añade una capa de complejidad. Además, la inusual clausura de partes del Estadio Azteca implica una inversión mayor por parte de los propietarios, ya que no se cuenta con respaldo financiero público.
La Copa Mundial de la FIFA 2026 no solo promete emociones en el campo, sino que también plantea la oportunidad de transformar nuestras ciudades y estadios en espacios versátiles y sostenibles. A medida que avanzamos hacia este evento global, es imperativo abordar los desafíos con determinación y visión, garantizando que el legado de esta tercera Copa Mundial de futbol en México, trascienda las fronteras del deporte, dejando un impacto positivo y duradero en nuestro país, la incógnita será quien llenará los zapatos de Pelé y Maradona ahora en el 2026.
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Nota del editor: Arturo Bañuelos es Director Ejecutivo de la División de Administración de Proyectos y Desarrollos de JLL México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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