De su célebre obra “Las ciudades invisibles”, el gran autor italiano Italo Calvino observó que mediante los diálogos imaginarios entre Marco Polo y el Emperador Mongol Kublai Khan buscaba encontrar el secreto que, a través de los siglos, ha llevado a los humanos a habitar en las ciudades.
Desde hace casi 10 años, por primera vez en la historia de la humanidad, la población urbana superó en número de habitantes a la población rural. Este hecho poco ponderado y sin ruido llevó, sin embargo, a varios especialistas del urbanismo a reflexionar sobre la manera en que este hábitat humano se construye.
El derecho a una vivienda adecuada se estableció por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, sin embargo, durante décadas, para satisfacer la demanda, el crecimiento urbano estuvo marcado por la expansión acelerada y una ocupación del territorio que rara vez consideró su capacidad de carga. Ese modelo, aunque funcional en su momento, enfrenta grandes desafíos.
No hay país o ciudad del mundo que no enfrente con mayor frecuencia fenómenos como olas de calor, inundaciones y estrés hídrico. De acuerdo con datos de la Organización Meteorológica Mundial ( OMM ), en 2024 ocurrieron más de 150 eventos climáticos “sin precedentes” que desplazaron e impactaron a más de 800,000 personas.
A esa situación se suma la vulnerabilidad urbana con demandas sociales como vivienda asequible, infraestructura sostenible y espacios dignos. En todo el mundo, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos ( ONU-Hábitat ) calcula que entre 1,600 y 3,000 millones de personas carecen de vivienda adecuada, caracterizada por el aumento de gastos de vivienda, costo de los alquileres, desalojos forzosos, pobreza energética y condiciones de vida inseguras que, además, empeoran con el cambio climático.
A su vez, el cambio climático que vivimos es afectado directamente por los gases a efecto invernadero como el dióxido de carbono ( CO2 ), del cual 40% a nivel mundial es generado por la construcción, desde la extracción y la producción de los materiales hasta la ocupación, por todos nosotros, de los espacios construidos. De cierta forma, el crecimiento mismo de las ciudades está, en buena parte, ahogando su propio futuro.
El estudio World Cities Report 2024 de ONU-Hábitat estima que para 2050 se añadirían unos 2,200 millones de personas a las zonas urbanas, es decir, 68% de los humanos. Por eso, mirar hacia adelante implica hacerlo de forma integral. Entiendo las ciudades como un ecosistema complejo donde cada decisión arquitectónica tiene un impacto ambiental, social y económico.
Al igual que con la mayoría de los grandes desafíos globales, en materia de construcción urbana no contamos todavía con la fórmula infalible para superar los retos, pero sí sabemos con certeza que los métodos tradicionales de construcción han llegado a su límite y la incursión de la construcción ligera y sostenible se vuelve cada vez mas importante a nivel mundial.
Hablar de construcción ligera y sostenible exige datos, trazabilidad, diseño eficiente y un compromiso real con el bienestar de quienes habitan los espacios. Un enfoque que apuesta por soluciones ágiles, escalables y técnicamente robustas que no comprometen la calidad ni el desempeño. Esta forma de construir responde con eficacia a los desafíos estructurales de las ciudades, permitiendo intervenciones más rápidas y precisas que generan menos residuos, reducen la huella de carbono y se adaptan mejor a las condiciones locales, facilitando su integración en entornos urbanos ya consolidados.
A diferencia de otros elementos del reto a afrontar, hoy contamos con los materiales, la tecnología y el conocimiento necesarios para bajar de manera importante la huella de carbono de la construcción. Construir con soluciones ligeras, eficientes y sostenibles es una respuesta estratégica para hacer frente a los desafíos actuales y reconoce el papel social de la arquitectura. Una intervención urbana bien pensada puede fortalecer el tejido social, devolver sentido de pertenencia y reconectar a las personas con el espacio público.