El ABC de las fisuras
Para que una obra o estructura tenga el rendimiento preciso para el que ha sido diseñada, es necesario que sea resistente y estética. Son diversos los factores que propician que un elemento de construcción presente imperfecciones, en ocasiones menores pero que se deben corregir oportunamente para que cumplan con su objetivo principal.
Una fisura puede ser de diferente espesor y longitud y su reparación se determina por el origen, el tamaño y el elemento que presente el daño.
Son varios los factores que intervienen en la aparición de fisuras: el diseño, los agregados, la preparación, la aplicación, la protección y el secado del concreto, por mencionar algunos.
Tipos de fisuras
Las fisuras plásticas se originan por contracción de secado o pérdida excesiva de humedad, resultante de la variación en la temperatura del material cuando pasa de estado líquido a sólido. Este fenómeno se presenta más en climas cálidos, donde la temperatura ambiente es significativamente alta y promueve la pérdida de agua, independiente del calor que genera el concreto que está fraguando. Con lo anterior, el elemento presenta una rápida pérdida de agua que genera fisuras en el prefraguado y también al momento de secar completamente. La apariencia de estas fisuras es de formas asimétricas, comúnmente conocidas como ‘mapeo’, por ser líneas que siguen diferentes direcciones.
También pueden ser ocasionadas por el viento que seca la capa superficial del elemento. Esto genera una diferencia de fraguado en la parte superficial contra la del interior de la estructura, que será más fresco y presentará una salida no natural de agua hacia el área donde se inició el proceso. Comúnmente, estas líneas o fisuras siguen la misma dirección que presentó el viento y son, por lo general, paralelas.
Normalmente, estas fisuras son pequeñas, de pocos milímetros de separación y poca profundidad. Tienden a aparecer más en pisos y losas que en castillos, columnas o trabes. Esto se debe a que las columnas y las trabes se mantienen protegidas por la cimbra, mientras que el concreto en losas y pisos está mayormente expuesto a la temperatura ambiente y al aire.
Las grietas estructurales se pueden generar por un esfuerzo o carga sobre el elemento, probablemente en el material aún fresco. En este caso, la cimbra y/o el acero de refuerzo presentan algún movimiento o asentamiento y puede ser corregida al volver a allanar la superficie en que se localizan.
Otra condición es que después del colado, la losa puede estar expuesta a esfuerzo por asentamientos normales del terreno o bien, por deficiencias en el diseño de la estructura. La forma de estas fisuras siempre es indicada por la carga y el esfuerzo al que fue sometido el elemento por lo que son fáciles de identificar. En este caso, las fisuras son transversales, normalmente llegan de un extremo al otro y la profundidad abarca la totalidad del espesor del elemento.
Es muy común que las fisuras se presenten en las obras por retirar la cimbra antes de tiempo sin que el elemento esté listo para cargar su propio peso, aun de manera parcial.
Las fisuras por asentamiento se dan por una diferencia de esfuerzo que se ejerce entre los elementos de la construcción derivadas del peso del inmueble sobre el terreno. Es normal que existan asentamientos, sin embargo, la gravedad del posible daño dependerá del tipo de suelo o de las condiciones geográficas de la zona, por lo que es conveniente realizar un estudio, así como analizar el tipo de cimentación más adecuado conforme la mecánica de suelos y la estructura que se va a construir.
Estrategias de prevención
La aparición de fisuras se puede prevenir si se atienden los factores que las originan.
En primer lugar, es posible medir la humedad de los materiales y sobre todo, mantenerlos cubiertos. Lo más recomendable es realizar el colado en clima templado bajo condiciones especiales de elaboración, colocación y protección del concreto, como lo indican las especificaciones para climas fríos ACI-302 y ACI-306.
Es recomendable buscar una baja relación agua-cemento, pues evita que exista más líquido del necesario para hidratar el cemento. Por ende, habrá menos evaporación y será menor la pérdida de volumen del elemento.
Además, es muy importante utilizar materiales que no sean de alta absorción porque es mayor la variabilidad de la cantidad de agua que se debe añadir a la mezcla. Si el agua es insuficiente, tendrá un efecto similar al de alta temperatura y, si por el contrario, se excede la cantidad de líquido, la salida de agua producirá espacios que serán cubiertos por aire.
Otra medida es cubrir el elemento, pues no permite la salida del agua y no habrá separaciones por pérdida de fluido remplazada por aire.
La opción de los aditivos
Para prevenir la formación de fisuras se puede utilizar aditivos que, según el tipo de daño, proporcionarán una solución para optimizar el rendimiento del elemento:
• Fibra de polipropileno: a pesar de no ser muy utilizado por la apariencia del acabado, su función consiste en mantener unidas las partículas del elemento y aunque exista pérdida de agua, la fibra reduce la aparición de las grietas.
• Reductores de agua: minimizan la relación agua-cemento y disminuyen, de forma significativa, la liberación de agua de la mezcla.
• Retardantes de fraguado: al retrasar el tiempo de fraguado, evitan que el elemento tenga cambios drásticos. • Membranas de curado: cubren el elemento inmediatamente después del colado para hacer una capa protectora que impide la salida de agua del elemento.
• Geles: son una novedad en el mercado y mantienen la partícula de agua disponible para que el cemento se hidrate gradualmente.
A pesar de ser un método tradicional utilizado por una gran parte de los trabajadores de la construcción, la lechada no es recomendable, pues, si bien minimiza la apariencia de las fisuras, puede presentar un doble problema.
Si se hace muy temprano en el proceso de colado y no ha tenido el fraguado final, se forma una capa endeble en la parte superior por el exceso de agua; visualmente no existen las fisuras, pero eventualmente surgirán. Si el procedimiento se realiza cuando el elemento ya ha fraguado, esta capa puede desprenderse sin adherirse al elemento.
Recomendaciones
• Identificar el tipo de fisura.
• Determinar la magnitud del daño.
• Si la fisura genera filtración, es necesario definir el material más indicado para la reparación, si debe sellarse de forma individual o hacer una impermeabilización general para evitar la filtración de agua.
• En caso de fisuras estructurales se debe determinar el origen, si ya alcanzó por completo su desarrollo o si es progresivo y así definir la mejor solución.
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*Lafarge México