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Ciudades digitales, entre sismos y muros

OPINIÓN: La sismicidad del país ha llevado a emplear materiales cada vez más resistentes en las edificaciones, pero frenan el avance digital.
vie 13 septiembre 2013 01:19 PM
Edificio Dossier
Edificio Dossier - (Foto: Ixhel Estrada)

México, desde su revolución ha sido un país ocupado en la generación de infraestructura para la atracción de inversión al país. Carreteras, puentes, ciudades más modernas con mejores accesos y más destinos de inversión para las empresas, fortalecidas contra cualquier embate natural posible.

Sin embargo, la conectividad también es un tema de infraestructura para las compañías que se establecen en México. En los edificios, la conexión del centro de datos representaba, hasta hace algunos años, un reto al interior del inmueble, y se ha vuelto un valor agregado en ellos, de tal modo que incluso los plugs de salida de red están visibles en las oficinas.

Las redes inalámbricas empresariales han comenzado a cobrar relevancia e influencia al momento del diseño y la selección de materiales de construcción.

En México, construcciones emblemáticas como el Auditorio Nacional están construidas con uno de los concretos más fuertes, que a través de la historia hemos utilizado para resistir la actividad sísmica del país, pero que complican la implementación de lo que hace algunos años se insistía en llamar ‘ciudades digitales’ con grandes planes de Wi-Fi gratuito en parques y edificios públicos. 

Efectivamente, la infraestructura rígida de las ciudades en México ha sido parte del freno a esa posibilidad, aún en zonas de alta densidad de población, o mejor dicho, pese a la densidad.

El ruido electromagnético también se puede considerar un obstáculo. Basta revisar el número de señales Wi-Fi en un edificio para constatar que más de una o dos se pueden detectar y que se entrelazan con los puntos de acceso o Access Point (AP).

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En conjunto, la alta densidad de las señales y los materiales más densos y precisos para evitar el paso del ruido (auditivo) son un inconveniente para la implementación de servicios hotspots o de AP en la calle, basados en redes inalámbricas.

Los materiales como el hormigón y los muros de bloques perforados y multiperforados definitivamente impiden el flujo correcto de los datos de las señales Wi-Fi, que de cualquier modo intervienen en los servicios que percibimos de Internet inalámbrico. 

Una solución son las antenas adaptables. La diferencia radica en que este tipo de antenas puede trabajar con hasta 4,000 patrones de ruido electromagnético y cada una de las antenas elige la mejor señal para transmitirla a los dispositivos.

Los ejemplos son claros: estadios, centros o parques industriales y sobre todo hoteles. Estos últimos están claramente diseñados para albergar a cientos de personas y protegerlas de cualquier tipo de inclemencia temporal o desastre natural. Al mismo tiempo son el segundo negocio que más implementa la cobertura Wi-Fi, ya que se ha vuelto un servicio indispensable para sus clientes.

Además, en la creación de ciudades digitales los carriers (proveedores de servicios de telefonía celular) tienen un reto enorme, pues los AP deben implementarse en ambientes adversos, deben ser realmente fuertes para soportar hotspots o puntos de acceso en la calle sobre las redes inalámbricas y las inclemencias de la naturaleza. Alrededor del mundo ya se ha comprobado, bajo la demanda de la ciudad y el beneplácito de los ciudadanos, la conveniencia de los puntos de acceso públicos; por ejemplo, Londres, donde una cabina telefónica o un poste de luz oculta un AP.

Difícil se ve el camino de implementar nuevos esquemas de construcción o materiales ‘amigables’ con la tecnología en América Latina, aunque ello implique tener más antenas encendidas en la ciudad con el consecuente gasto energético. Me pregunto, ¿cuándo será la hora del Wi-Fi?

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*Director Regional Mercado Enterprise de Ruckus Wireless

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