ADG rescata edificios para algo más que hacer buen negocio

Alonso de Garay empezó a rescatar edificios históricos en la Ciudad de México por una cuestión circunstancial, pero el trabajo que implicó hacerlo se convirtió en una pasión, pues cada vez que su despacho se lanza a esa tarea estudia la arquitectura de la época en que se construyó el inmueble, o en la que se desarrolló su colonia, lleva a cabo estudios de contexto urbano y de localización, e intenta preservar todo lo que puede.

El líder del despacho Taller de Arquitectura ADG cuenta: "Empezamos a encontrar esos inmuebles y nos ganó la pasión de hacerlo". Agrega que existe una línea muy delgada que distingue lo que se tiene que conservar de lo que no, y definirla siempre es complicado, pues no hay una fórmula exacta para hacerlo.

Por eso, por cada inmueble con valor histórico que rescata, la oficina de arquitectura realiza un análisis muy detallado, para después tomar una decisión.

El Taller de Arquitectura ADG es el tercer lugar del ránking  Diez Despachos Generadores de Cambio  de Obras.

"Las ciudades no son museos, son entes vivientes, tienen que evolucionar", expresa de Garay, y alerta que "tampoco se puede dejar todo como está porque se vuelve vejestorio".

Sus procesos de diseño siempre empiezan desde lo más básico —con sketches y maquetas— y nunca se desvinculan de un proyecto hasta terminarlo, pues están convencidos de que la calidad se pierde si no presencian su conclusión.

Con este motivo, designan a uno de sus empleados para que esté en contacto con la inmobiliaria durante todo el proceso de la obra.

Uno de los proyectos al que Garay le tiene especial afecto es el de la Calle 3, en la colonia San Pedro de los Pinos, donde encontró una casona familiar casi abandonada. Se cree que data de 1936 y los vecinos de la zona la conocían como 'la casa embrujada'.

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^{En la calle 3, en la Colonia San Pedro de los Pinos, ADG rescató una casona de 1936. Conservó la mayoría de su estructura y la adaptó en un formato de vivienda media. FOTO: Cortesía del despacho.} 

Cuando el despacho halló el inmueble histórico, éste tenía elementos rescatables que ADG decidió conservar; por ejemplo, una fachada en pan coupé invertido con elementos de talavera, además de un barandal de escalera estilo art déco, así como la mayor parte de sus muros originales y las grecas metálicas que enmarcan una de las ventanas interiores.

ADG recuperó un patio interior, eliminó una reja de acceso para devolver algo de espacio público y lucir la fachada, e integró otra construcción que funciona como estacionamiento particular.

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"Le pusimos mucha vegetación y adaptamos los departamentos para uso de vivienda", dice de Garay. Esa intervención, como un efecto mariposa, desencadenó un nuevo valor de los inmuebles en la zona; incluso muchos desarrolladores ya están comprando en los alrededores, relata el líder del despacho.

Todos sus rescates le han traído beneficios a la sociedad, dice el arquitecto, pero destaca la reconstrucción del estadio de beisbol Fray Nano, de los Diablos Rojos, en la Ciudad de México.

Explica que en un principio les pidieron darle una 'manita de gato' al lugar, pero cuando llegaron se encontraron con un "bonche de fierros oxidados".

Después de hacer un estudio para analizar el riesgo estructural, optaron por una intervención profunda, integrándolo en su contexto y relanzando la arquitectura del periodo llamado 'El milagro mexicano'.

Tenían tan solo cinco meses para diseñar y reconstruir el estadio del Complejo Deportivo Magdalena Mixhuca. Rehicieron el graderío, instalaron butacas, mejoraron los accesos y adecuaron las instalaciones a los requerimientos de la Liga Mexicana de Béisbol.

Además, reinterpretaron los elementos nostálgicos, como celosías de concreto, basamentos de piedra braza y pasillos con arcos metálicos.

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^{En el Estadio Fray Nano adecuaron las instalaciones a los requerimientos de la Liga Mexicana de Béisbol, además se reinterpretaron los elementos nostálgicos. FOTO: Cortesía del despacho}

El impacto de la nueva obra no solo benefició a sus usuarios. Al estar ubicado en una zona abandonada, en la colonia Jardín Balbuena de la delegación Venustiano Carranza, el recinto se había convertido en un blanco de delincuencia y drogadicción.

Después de su intervención, volvió a ser un sitio de encuentro familiar y un propulsor de la zona. "Hay un impacto deportivo y social, la gente va con sus familias, ya no hay inseguridad", explica de Garay.

También generó un beneficio económico, ya que debido a la reactivación de la afluencia empiezan a aparecer comercios alrededor del estadio. Rescatar edificios es un buen negocio, porque generalmente los compran a un precio accesible, y después de modificarlos se venden como joyas, estima el arquitecto.

"Al final han sido casos de éxito tanto en lo profesional —en cuestión de diseño— como en lo económico en cuestión de negocio", agrega el líder de ADG.

La mayoría de los despachos quieren usar las nuevas tecnologías para innovar y hacer cosas de forma diferente, pero pocos las usan para ver hacia atrás. "Por ahí decían que para ver para adelante, primero hay que ver para atrás", comenta.

ADG también desarrolló una aplicación tecnológica para determinar temas medioambientales en las edificaciones que intervienen. Por ejemplo, para saber cuánto tiempo conviene dejar una ventana abierta a fin de permitir la circulación de aire y generar espacios agradables en su interior.

El arquitecto lamenta que sea tan difícil conseguir propiedades históricas en la capital mexicana, ya que muchas enfrentan problemas legales. Si ése no fuera un obstáculo, sería mucho más fácil regenerar y revivir el patrimonio histórico de la ciudad, estima.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición marzo-abril de 2016 de la Revista Obras .