La luz que guía las decisiones
          
          La iluminación es uno de los elementos más estudiados del retail. Según Pérez Villaseñor, existen tres momentos clave donde la luz determina el comportamiento del cliente: la atracción hacia la tienda, la exploración de los productos y la decisión de compra.
          En el primero, la fachada y los escaparates deben generar contraste para evitar el efecto espejo que impide ver el interior; en el segundo, la distribución lumínica debe facilitar el recorrido sin distracciones y, en el tercero, la zona de pago requiere claridad y precisión.
          “El tercer punto que tiene que estar muy bien iluminado es la caja, porque ahí el cliente tiene su última oportunidad de decir si lo compra o no lo compra”, señaló el especialista.
          Las estrategias lumínicas varían según el tipo de tienda. Los supermercados optan por luz fría y homogénea para facilitar el desplazamiento, mientras que las boutiques o tiendas de lujo emplean una iluminación puntual que actúa casi como una escena teatral. “En esos casos la importancia no es el entorno, sino el producto”, explicó Pérez Villaseñor.
 
           
          El avance de la tecnología LED transformó este campo. Antes, las lámparas incandescentes limitaban las posibilidades formales y generaban calor excesivo, hoy, la variedad de formas y temperaturas de color permite adaptar la luz al tipo de experiencia que se busca provocar.
          Las temperaturas frías aceleran el ritmo y se asocian a espacios de consumo rápido, mientras las cálidas invitan a permanecer más tiempo.
          Además del diseño visual, la eficiencia energética se volvió un factor de decisión. Las luminarias LED consumen hasta diez veces menos electricidad que las incandescentes, lo que facilita cumplir con certificaciones ambientales como LEED o Well.
          “El control de iluminación se ha vuelto relevante porque permite crear escenas dinámicas y reducir el consumo energético al mismo tiempo”, dijo el directivo.
          Espacios que comunican marca
          
          El diseño interior es la otra cara de esta infraestructura. Según un análisis del estudio español Ana Escobar Studio, el interiorismo comercial “combina diseño, branding y experiencia de usuario para convertir un espacio en una herramienta de atracción de clientes”.
          El documento plantea que la disposición del mobiliario, la señalética, la elección de materiales y la iluminación puntual deben responder a una estrategia de recorrido que maximice la visibilidad de productos y genere conexión emocional.
          La luz cálida general con focos dirigidos en piezas clave es una de las fórmulas más efectivas para destacar mercancía y construir atmósferas acordes con la identidad de marca.
          Cada zona del local cumple un papel distinto. La fachada y el escaparate atraen, los puntos focales narran jerarquía de productos; los pasillos deben evitar congestiones y el área de caja se diseña para facilitar compras de impulso.
          El texto también resalta la importancia de los elementos sensoriales, aromas, música o texturas y del “brand expression espacial”, que utiliza el entorno para comunicar valores de marca.