Las pequeñas habitaciones cuentan con un dormitorio, ropero, lavamanos, regadera, calentador solar, cisterna y WC. Está construido con madera de pino y una selección de plásticos biodegradables, por lo que su instalación es sencilla, sustentable y con una mínima huella de carbono.
Pero este proyecto tiene una gestación que va más allá de la crisis sanitaria actual que se vive en todo el mundo. La idea nació tres años atrás, cuando en México se registró un terremoto fatal que derribó, aproximadamente, 150 mil hogares.
“Teníamos que crear viviendas del tamaño de un cajón de estacionamiento, porque en este tipo de desastres los espacios grandes como centros comerciales o de convenciones, son espacios en desuso”, por lo que tenían que adaptar las estructuras a los espacios libres, dice el arquitecto Andrés Bustamante, Arrieta, director del despacho.
Cuando comenzaron los problemas durante la pandemia reforzaron aún más su idea de crear espacios pequeños: su fácil instalación, temporalidad, los lugares en donde deben ser adaptados, el aislamiento y su costo. Aunque el costo promedio de cada módulo es de 77 mil pesos, varias empresas se han aliado para que sean instalados de manera gratuita.
El objetivo del despacho de arquitectura era elaborar los planos y liberarlos para que cualquiera pudiera construir los pabellones. Por lo que se acercaron a la Cruz Roja para que la institución dispusiera de los diseños, sin embargo, acordaron dar un paso más y buscar el financiamiento, al que ya se sumaron más de una decena de compañías.
Los productos forestales serán donados por Lumin Uruplay, las superficies por Ralph Wilson la tornillería Spax international, las ventanas Saint-Gobain, la madera para construcción Construmaderas, la mano de obra Grupo Dovela, entre otras múltiples compañías nacionales e internacionales.
Juntos, después de instalar las estructuras en la Cruz Roja, replicarán la acción en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
Pero su objetivo no sólo se reduce a la duración de la pandemia; “también que se done a gente que no tiene hogar o personas en situación de extrema pobreza. Son viviendas sumamente económicas, por lo que cuando pase la crisis de COVID-19, queremos seguir sumando esfuerzos para brindar vivienda y que el prototipo continúe evolucionando”, dice Arrieta.
Esta filosofía, acerca de los espacios pequeños para habitar, es la que ha regido su despacho; “creemos que será la tendencia futura por la crisis de vivienda. Los precios son cada vez más caros ya las personas les cuesta vivir más en las ciudades, por lo que al reducir su espacio, la vivienda es más asequible”.
Para Arrieta y Zaira Bernal, coordinadora técnica del proyecto, este tipo de acciones demuestran que quienes se dedican a la arquitectura pueden participar durante las crisis como first responders ya que con sus ideas se pueden plantear distintas soluciones para mejorar la calidad de vida de la sociedad.
Pabellones para trabajadores sanitarios
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Miden siete metros cuadrados.
Foto: Cortesía
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Miden siete metros cuadrados.
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Miden siete metros cuadrados.
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Miden siete metros cuadrados.
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Miden siete metros cuadrados.
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Miden siete metros cuadrados.
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Miden siete metros cuadrados.
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