“Las regulaciones son obstáculos, en algunos países hay desconocimiento de cómo funciona nuestro proceso de producción y el cómo garantizamos que las emisiones que tenemos no se alteran por usar basura o un combustible alternativo. Hay veces que nos ponen obstáculos o límites para pedir un permiso”, dice Saisó.
El directivo explica que en el caso de México no existen restricciones a los rellenos sanitarios a los que se pueden enviar materiales, además de que los costos son bajos y por ende no hay incentivos para separar la basura.
“En México se separa el vidrio y el plástico para reciclaje porque son un mercado importante, pero el resto de la basura se va a rellenar un hueco y eso podría valorizarse como combustible o materia prima alternativa”, añade.
Dentro de las labores que impulsa Cemex está el informar a las autoridades y de proporcionar datos que faciliten regulaciones, para que a su vez se diseñen círculos virtuosos.
El uso de combustibles alternativos en sus plantas es parte del plan de inversión a 2030 que se anunció el año pasado para apalancar su modelo de sustentabilidad, con el objetivo de disminuir de manera significativa sus emisiones de CO2 a nivel mundial.
En el caso de Europa, Saisó opina que algunos países desarrollados han logrado diseñar todo el manejo de la basura municipal, de residuos industriales y comerciales porque se pusieron límites a los rellenos sanitarios con el propósito de que no se pueda recibir ciertos materiales.