Visión a largo plazo
La compañía regiomontana ha puesto atención a sus emisiones de CO2 en línea con una estrategia para sustituir combustibles fósiles y apostarle a las energías renovables.
El año pasado se anunció una inversión por el orden de 130 millones de dólares, en la que reducir la huella de carbono en todas sus fábricas es uno de los principales pilares.
Desde 1990, Cemex ha logrado reducir en 22% las emisiones de CO2 por tonelada de producto y la meta es llegar a 35% para 2030.
“Después del año 2030 tendremos que hacer más inversiones para ofrecer concreto de cero huella de CO2 en 2050, pero aún tenemos mucho camino por recorrer”, manifiesta Vicente Saisó.
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La importancia y urgencia de mitigar el daño al medio ambiente radica en que la industria de la edificación y construcción aporta aproximadamente el 38% de las emisiones de CO2 en todo el mundo.
Arturo Gaytan Covarrubias, presidente y fundador del Instituto Mexicano del Concreto Sostenible (IMCS), comenta que el concreto es un material que, por sus características y atributos en temas arquitectónicos y de ingeniería, no tiene sustitutos, por lo que el concreto, como producto final en las construcciones, tiene un rol protagónico.
“Hoy día, no solo las empresas, sino la sociedad, tenemos un reto muy importante: luchar contra el cambio climático. No solo es importante, también necesario tener cada vez más opciones de productos, en este caso, concretos que tengan menores impactos al medio ambiente, y que a través de diferentes atributos y cualidades puedan reducir las emisiones en todas las etapas del ciclo de vida de una edificación”, detalla.
La Federación Iberoamericana del Hormigón Premezclado (FIHP) calcula que de manera anual se producen más de 2,600 millones de metros cúbicos de concreto, por lo que todos los esfuerzos que se impulsen en este sentido tendrán un impacto considerable.