Ir a otros países es una manera de aprovechar el alza que tienen varias ciudades estadounidenses en demanda de alquiler, pero también para protegerse ante fluctuaciones políticas y económicas de México.
También esta capacidad de desarrollar distintos segmentos de vivienda ha jugado a su favor. “En 2018 cambiaron las reglas y esta administración no ha dado subsidio a la vivienda de interés social, por lo que aunque la seguimos produciendo, también nos hemos diversificado a la de mayor valor”, explica Jesús Sandoval.
Este cambio en enfoque de valor de vivienda se ha dado de manera paulatina. En 2021 del total de su inventario 50% correspondía a unidades del segmento medio y residencial. Este 2023, hasta el tercer trimestre del año, representan 55%.
Aunque están preparados para que durante el inicio del siguiente sexenio, cuando suele haber mayor cautela en el gasto, se contraiga la demanda. El directivo asegura que están preparados gracias a que 90% de las utilidades se reinvierten. “Somos una empresa que está muy capitalizada, de tal manera que si hay una coyuntura por un cambio de gobierno o un cambio en la política de vivienda nos da margen de maniobra”. Ya ha pasado en el pasado. “En el sexenio de 2012, cuando hubo este cambio brutal en el sector, nosotros nos adaptamos para producir vivienda media y residencial“.
La visión a largo plazo y priorizar la estabilidad en lugar de apostar por un aumento de capital inmediato les permite tener mayor solidez ante los cambios, agrega Sandoval. La empresa mide sus metas alcanzadas en largos periodos de tiempo que van más allá de los sexenios y, visto de esta manera, el crecimiento ha sido sostenido.
2024
En los últimos meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador el interés de las constructoras nacionales está puesto en el norte. De acuerdo a la CMIC, la demanda que genera el nearshoring en la frontera con Estados Unidos no sólo de naves industriales, sino de vivienda e infraestructura, se convierte en una oportunidad de inversión del sector público, pero principalmente privado, que será el salvavidas en el descenso de la construcción de obra pública y ayudará a las constructoras a mantenerse sólidas durante la parte más baja del ciclo del ciclo.
Pero para que sea así, Francisco Solares pide más actividad del gobierno actual y el que viene en la infraestructura para dotar de energía a las naves industriales, ya que puede ser un freno para la relocalización de la cadena de suministro.
“Estoy seguro que las empresas mexicanas constructoras tienen la capacidad suficiente para edificar la infraestructura que requiere el país para que las empresas que se van a instalar en México, pero para que puedan disponer de todos estos servicios, que son indispensables, tienen que ver políticas y el gobierno”, dice.
La reconstrucción de Otis, el huracán que golpeó las costas de Guerrero y, que de acuerdo al gobierno federal requerirá 61,313 millones de pesos, abre la puerta a que las empresas locales pequeñas y medianas se mantengan activas en el periodo electoral, aunque será en obras a pequeña escala.
De acuerdo con Juan José Orozco, director general del Congreso Nacional de Ingeniería Civil, la mayoría de los daños en Acapulco fue a fachadas, no estructurales, por lo que las reparaciones serán sencillas. En la parte de vivienda de zonas de bajos recursos, la estrategia oficial es la autoconstrucción.
A falta de conocer las propuestas en torno a infraestructura de las candidatas a la presidencia, la industria hace su “guardadito” en espera de buenas noticias para las empresas.