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Microsismos en CDMX, un riesgo subestimado para la infraestructura urbana

Elementos particulares de la capital mexicana, como el terreno en zona lacustre y la densidad alta, aumenta el peligro de daños estructurales leves.
jue 22 mayo 2025 04:39 PM
Los microsismos en CDMX son un riesgo subestimado que preocupa a expertos
Los microsismos causan más daño del que parece.

Aunque no activan la alerta sísmica ni provocan colapsos, los microsismos registrados en la Ciudad de México son motivo de creciente preocupación para ingenieros, autoridades y académicos.

Su potencial destructivo localizado, la incertidumbre sobre su magnitud máxima y su posible relación con la sobreexplotación de acuíferos los colocan hoy en el centro del debate técnico sobre la seguridad estructural y la planificación urbana en el Valle de México.

Durante el foro “Microsismos en la Ciudad de México”, realizado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), especialistas en geofísica, sismología e ingeniería estructural discutieron los hallazgos recientes y las implicaciones de estos movimientos telúricos, que aunque suelen tener magnitudes inferiores a cuatro, podrían generar daños en edificaciones vulnerables, especialmente de baja altura.

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Riesgos específicos en una ciudad particular

“Los microsismos son fenómenos que pueden generar implicaciones estructurales importantes, especialmente en una ciudad edificada sobre suelos lacustres, con alta densidad y diversidad de tipologías constructivas”, dijo Mauricio Jessurun Solomou, presidente del CICM.

La preocupación se centra en su comportamiento errático, tanto en ubicación como en intensidad. Aunque son frecuentes en zonas como Mixcoac-Plateros, San Juan de Aragón o Milpa Alta, no se conoce con certeza su magnitud máxima ni el periodo de retorno.

De acuerdo con Gerardo Suárez Reynoso, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un sismo de magnitud 5.5 con origen dentro de la ciudad podría ocasionar daños considerables, especialmente en edificaciones de uno o dos pisos localizadas en la zona del Lago.

La zonificación de daños esperados, explicó, varía según la ubicación del epicentro. Si ocurriera en zona lacustre, los efectos podrían ser más severos. En contraste, zonas de transición o de mayor altitud podrían registrar impactos menores.

El presidente del CICM subrayó la necesidad de integrar la percepción social del riesgo en los modelos de evaluación sísmica y reconoció el papel del Instituto para la Seguridad de las Construcciones en la profesionalización del gremio.

El origen y las zonas activas

Luis Quintanar Robles, responsable de la Red Sísmica del Valle de México, indicó que los microsismos registrados entre 2010 y 2024 se han concentrado principalmente en el poniente de la ciudad, la zona sureste de Milpa Alta y el norte capitalino.

Algunos eventos recientes se han vinculado a la actividad del sistema de fallas de la Sierra de las Cruces, que presenta fallamiento activo en dirección noreste-suroeste.

Pese a sus altas aceleraciones, no hay evidencia de que estos movimientos hayan generado daños estructurales mayores. Sin embargo, su recurrencia en zonas urbanas densas plantea desafíos para la normatividad vigente y el diseño de nuevas construcciones.

“Estos eventos, aunque de baja magnitud, pueden provocar daños localizados, por lo que exigen respuestas específicas en materia de ingeniería y regulación”, enfatizó Luis Pinto Carvalho, presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica (SMIS).

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Factores agravantes: acuíferos, fallas y hundimientos

Más allá de su magnitud, los expertos coinciden en que los microsismos no son eventos aislados.

Leonardo Ramírez Guzmán, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, señaló que la zona Plateros-Mixcoac presenta acumulación de tensiones locales asociadas al hundimiento y la recarga del acuífero del Valle de México.

Actualmente, una red de 25 equipos, 13 de ellos con sismógrafos y acelerómetros, monitorea la zona para reducir la incertidumbre.

Por su parte, Víctor Manuel Cruz Atienza destacó la relación entre los sismos lentos y la microsismicidad intensa. “Los sismos de mayor intensidad están al poniente, al oeste de ambas fallas, y están íntimamente ligados a la sobreexplotación de los acuíferos”, afirmó.

Daños no estructurales y costos ocultos

Aunque los daños estructurales pueden ser limitados, los impactos económicos no lo son. Silvia R. García Benítez, investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, advirtió que la recuperación de elementos no estructurales ha llegado a representar hasta 70% del costo de reparación estructural en ciertos eventos.

En hospitales de alta especialidad, ese porcentaje puede alcanzar 80% del total invertido.

La especialista propuso implementar protocolos más estrictos de seguridad para reducir pérdidas, especialmente en infraestructura crítica.

¿Qué puede hacer la ciudadanía?

Renato Berrón, titular del Instituto para la Seguridad de las Construcciones en la CDMX, explicó que, debido a su baja magnitud, los microsismos no activan la alerta sísmica.

No obstante, pueden dañar elementos frágiles, como fachadas, vidrios o acabados. Invitó a las personas a atender las disposiciones de los Reglamentos y Normas Técnicas Complementarias, y recordó que en caso de afectaciones, pueden recurrir al programa “Mejora tu Vivienda”, que otorga créditos para reparaciones, siempre que se cuente con un dictamen oficial.

Nuevas preguntas, retos normativos

Para Luis Pinto Carvalho, la lección es clara: los microsismos deben estudiarse con enfoques específicos.

“Exigen respuestas particulares de análisis de ingeniería y de normatividad”, aseguró. Esta posición fue respaldada por Miguel Ángel Mánica, presidente de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica (SMIG), quien consideró el tema “crucial para la seguridad ciudadana y la resiliencia urbana”.

Mientras las investigaciones continúan, el Colegio de Ingenieros Civiles de México subraya la importancia de integrar este fenómeno en la planeación urbana, el diseño estructural y la política pública. Las autoridades y especialistas aún deben responder preguntas clave sobre su origen, magnitud y frecuencia, pero el llamado es claro: no subestimar el poder de lo pequeño.

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construcción Sismos

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