La Ciudad de México es una ciudad atractiva por su amplia oferta de comercios y servicios, así como oportunidades de empleo, por lo que es muy demandada para vivir, lo que causa que sea una urbe sumamente densa y urbanizada. En consecuencia, sus áreas verdes son cada vez menos. Hacen falta alrededor de 15 millones de metros cuadrados de áreas verdes para llegar a la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El ‘boom’ de los jardines verticales que lleva a Vía Verde al extranjero
Uno de los problemas para cumplir con esta “cuota” es encontrar un sitio para lograrlo, por lo que en 2017 Vía Verde, una empresa de jardines verticales que integra la naturaleza en los espacios urbanos a través de la tecnología, decidió usar muros para colocar vegetación.
Tras seis años de funcionar y después de un premio del WEF (Foro Económico Mundial), el proyecto se expandirá, primero al Estado de México. “Nos emociona porqué no tiene nada que ver con la política o algún beneficio para las autoridades, está pensado en los usuarios, que puedan disfrutar de un aire más limpio”, dice Fernando Monasterios, CEO de la compañía.
El proyecto es más ambicioso que en la CDMX por la cantidad de jardines que se colocarán. Se intervendrán 758 columnas (en Periférico fueron 545) y jardineras que se encuentran entre ellas, del Viaducto Bicentenario, por una inversión de 300 millones de pesos. De acuerdo con el experto se espera culminar el proyecto a finales de 2023,. “Estas implementaciones elevan la apariencia de las vialidades, convirtiendo los sitios grises en verdes que benefician totalmente a la población", dice el directivo.
Su uso no se limitará a tierras nacionales. En América Latina, Estados Unidos y Europa también se usará la tecnología, empezando por San José Costa Rica en la avenida Circunvalación. Guatemala también está en la lista, y el Periférico de Madrid, Calle 30, contará con Vía Verde en 100,000 metros cuadrados verticales.
En el “viejo continente” también se planea estrenar una de sus nuevos productos, que consiste en colocar los jardines de plantas polinizadoras en los techos de los parabuses, iniciativa que posteriormente traerán a la Ciudad de México.
El surgimiento de la idea
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada habitante que vive en una ciudad debe gozar de al menos nueve metros cuadrados de áreas verdes, pero en la capital mexicana, que cuenta con más de 9 millones de habitantes (de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2020) no se cumple ésta norma. La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), en 2015 registró 67.3 millones de metros cuadrados de vegetación, es decir, 7.54 por habitante, en promedio.
“No había un sitio en donde comenzar a implementar tantas áreas verdes. Una de las soluciones es que pensamos en utilizar los edificios, infraestructura de los muros, escuelas, centros comerciales para comenzar a colocar jardines verticales, cuantificamos más de 160 millones de metros cuadrados de muro de concreto que dan hacía la vía pública disponibles y fue lo que hicimos”, explica Fernando Ortiz CEO.
De acuerdo con el experto 50,000 metros cuadrados de jardines verticales producen 65 toneladas de oxígeno anualmente, realiza captación de dióxido de carbono al menos 89 toneladas al año y realizar la regulación acústica, procesamiento de metales pesados y retiene hasta 6.5 toneladas de polvo suspendido, “también los beneficios que aporta con psicológicos, ya que las áreas verdes aumenta la productividad, reduce el estrés y cambia positivamente el humor”, agrega el entrevistado.
Además de limpiar el aire y producir beneficios psicológicos, abrió la puerta para que empresas pudieran publicitarse, por lo que con ese dinero se realizan los mantenimientos. “La iniciativa privada a cambio de un porcentaje del área total de la transformación del gris al verde pudiera llevar publicidad digital”.
Para el desarrollo de los jardines verticales se utilizó una inversión de 250 millones de pesos. Cuentan con un diseño de paneles prefabricados y preplantados que permiten desmontarse cuando haya un sismo para que se puedan verificar la infraestructura urbana.
Su material es plástico reciclado, que además ayuda como impermeables para garantizar que no exista el contacto de humedad. En cuanto el sistema de riego, de acuerdo con Fernando Ortiz, es totalmente automatizado combinado con un sistema de monitoreo remoto que mide las condiciones en tiempo real, “se mide la temperatura, humedad, nutrientes”.