Hacia un replanteamiento
Ante la crisis originada por Covid-19, el panorama es más complejo, pues los bancos tienen más resistencias o aversión al riesgo.
Así como ocurrió en un momento previo a las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2018, entre mediados de marzo y junio de 2020 se frenó el financiamiento al sector inmobiliario. El efecto coronavirus hizo que los bancos ampliaran los plazos, cambiaran esquemas y aumentaran las tasas y comisiones. Algunas instituciones optaron por reducir el monto del préstamo y anclarlo a los avances de obra, explica Gargari.
Según el experto, el dinero se hizo más caro y escaso. Si antes del cambio de gobierno había 20 bancos que prestaban a la industria inmobiliaria, luego quedaron 10, y después del coronavirus hay cinco.
Aunque existen empresas que otorgan crédito a los desarrolladores y que conocen bien el mercado, por ejemplo, ION Financiera, Banca Mifel, DD3 y Banco Inmobiliario Mexicano (BIM), destaca.
Sin embargo, la tasa de interés bancaria de equilibrio (TIIE), representativa de las operaciones de crédito entre bancos calculada por el Banco de México, está en bajos históricos y se prevee que siga en descenso. Es más caro dejar parado un desarrollo que inició con dinero propio que continuar o iniciar con financiamiento, reflexiona el experto.
Además, agrega, algunas instituciones prefieren no financiar proyectos avanzados, dado que no tuvieron la supervisión desde el comienzo de la obra.
En general, los bancos y otras instituciones que no cerraron la llave a proyectos inmobiliarios. En el caso de BIM, durante la pandemia firmó 94 créditos por un monto de 2,200 millones de pesos y planea cerrar el año con 400 créditos, con alrededor de 6,000 millones de pesos.
Al respecto, Rodrigo Padilla, director general de BIM, considera que es un buen momento para generar proyectos inmobiliarios, dadas las facilidades de liquidez otorgadas por Banxico y la actual coyuntura económica reflejada en tasas de interés bajas.
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