El aumento del nivel del mar hace que las antes codiciadas viviendas al pie de la playa, ahora sean consideradas --en algunos casos--, como riesgosas.
Particularmente en Bel Harbour se ha podido monitorear la tendencia negativa.
Antes del 2013 los inmuebles residenciales se cotizaban en 3.6 millones de dólares, aproximadamente, pero a partir de dicho año el desarrollo de los costos, así como el dinamismo del mercado, ha sido negativo.
La venta de viviendas comenzó a caer y en 2018 el número de inmuebles comercializados ya se había reducido 50%. En tanto que los precios bajaron 7.6% entre 2016 y 2020, indican datos de la consultora Zillow.
El fenómeno se repite en todas las zonas bajas de la Península de Florida, mientras que en las zonas menos vulnerables al aumento del nivel del mar, los costos y demanda continúan a la alta. La afectación ha sido tan palpable, que se pronostica una grave afectación en el mercado inmobiliario debido a afectaciones medioambientales; estimaciones de la Union of Concerned Scientists espera que en 2045 más de 300,000 viviendas costeras estén en peligro de inundaciones.
Los expertos aún no tienen una estrategia a seguir para solucionar el problema y detener la devaluación de las propiedades, sin embargo, han optado por invertir en zonas por lo menos dos metros encima del nivel del mar, en donde los costos superan hasta en 20% a los de inmuebles en las orillas.
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