Las burbujas inmobiliarias son fenómenos temidos por la banca, el mercado y por la población, debido a sus efectos negativos: el difícil acceso a la vivienda, el efecto en los créditos hipotecarios que deben subir sus tasas de interés por una mayor demanda de consumo y el incremento inflacionario; además de uno de los momentos más temidos: cuando estalla, ya que durante un periodo los precios bajan y las ganancias previas se pierden.
Por lo que índices como el del grupo financiero UBS, que analiza el precio de la vivienda en 25 ciudades representativas de todo el mundo, mantiene un monitoreo constante de los sitios en los que hay riesgo de burbuja inmobiliaria.