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Los jóvenes sí quieren casa... el problema es que no les alcanza para comprarla

Cada vez menos jóvenes se hacen de un inmueble porque su ingreso resulta inalcanzable frente a los elevados precios que ofrece el mercado, que apuesta, sobre todo, a segmentos socioeconómicos altos.
mié 07 mayo 2025 05:25 AM
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Los millennials y generación Z se enfrentan a un mercado que no satisface sus necesidades en precio ni características.

Los jóvenes mexicanos tienen cada vez menos participación en la compra de propiedades, en comparación con generaciones como la boomer, pero no por falta de interés... es porque no pueden pagarla.

El problema para hacerse de una vivienda se da por la combinación del poco crecimiento de los ingresos a lo largo de los años y la oferta inmobiliaria cada vez más cara.

De acuerdo con el portal Indeed, en 2025, el salario promedio de hombres y mujeres de entre 15 y 44 años se sitúa de 4,090 a 6,762 pesos al mes, mientras que el valor promedio de la vivienda, a nivel nacional, es de un millón 736,000 pesos, como data la Sociedad Hipotecaria Federal.

La muestra del dilema serefleja en lugares como Guadalajara y Ciudad de México, donde 70% de los millennials dice que quiere comprar una casa contra 30% que prefiere rentarla. Sin embargo, la realidad se impone: solo 35% logró adquirir una propiedad, mientras que 65% vive en renta.

“Para la generación X, la proporción era inversa”, dijo Ignacio Torres, CEO de 4S Real Estate.

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Esta tendencia también se refleja en Monterrey, aunque en menor medida. En esta ciudad, la tenencia de vivienda de los millennials se acerca más a sus deseos, con un 70% de propiedad y 30% en renta, una proporción que obedece a una oferta pasada más equilibrada en cuanto a precios y producto vertical asequible.

Más tiempo en cumplir metas

Antes, los adultos jóvenes accedían a su primera vivienda entre los 27 y 28 años. Hoy, esa posibilidad llega en promedio a los 35 años, un salto de casi una década, que responde a la falta de productos asequibles.

“50% del inventario de vivienda vertical en México está concentrado en los segmentos residencial plus y premium”, explicó Torres. “Esto representa a un mercado que solo abarca a 7% de la población”.

El problema no es nuevo, pero se agravó en los últimos tres años. La escasez de materiales y el alza de los costos en la construcción elevaron los precios por metro cuadrado en más del 50% en ciudades como Monterrey y Guadalajara.

Ciudad de México se mantuvo con un crecimiento de un solo dígito, pero sin ampliar la oferta suficiente.

“La mitad del inventario actual en México está dirigido al segmento A/B, que representa solo a 7% de la población”, dijo Torres. “Esto excluye a la mayoría de los jóvenes”.

En las capitales de México y Jalisco, así como en Tijuana, León o Mérida, la vivienda horizontal se ha relegado a la periferia. En los centros urbanos, la única alternativa para muchos jóvenes es la vivienda vertical. Sin embargo, ese segmento suele ubicarse en zonas exclusivas y con precios elevados.

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Además del precio, hay otros factores estructurales que complican el desarrollo de vivienda para las generaciones jóvenes. Una de ellas es la falta de densidad permitida en los reglamentos urbanos, que impide construir unidades más pequeñas o en mayor número por proyecto, lo cual podría reducir los costos por vivienda.

Demanda alta, oferta baja

No solo el salario juega contra las generaciones millennial y Z, también los desarrolladores dejaron de construir el tipo de vivienda que los jóvenes necesitan. “Los diseños actuales son los mismos que hace 15 o 20 años, como si la población no hubiera cambiado”, dijo Karim Oviedo, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).

Las viviendas disponibles en muchos casos no consideran espacios para mascotas, trabajo remoto o familias no tradicionales, lo que suma a hacer menos atractivos los espacios y proyectar que adquirir vivienda no vale la pena.

Aunque algunos sectores acusan a los jóvenes de no querer compromisos a largo plazo, los estudios muestran lo contrario.

La demanda está, pero no encuentra producto. “Los jóvenes están comprando lo que hay, no lo que quisieran”, afirmó el representante de AMPI. Esta desalineación entre oferta y necesidades también se refleja en que no se construye suficiente vivienda nueva, ni siquiera en zonas donde se requieren servicios básicos como agua o luz.

La transformación que redefine el mercado

La innovación para atender al mercado más joven también debe darse en las maneras de acceder a la vivienda. A diferencia de generaciones anteriores, los millennials y la generación Z tienen estructuras familiares más flexibles y una mayor disposición a rentar, compartir espacios o migrar de ciudad en busca de mejores oportunidades.

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“Hay una transformación en los modelos de ocupación”, explicó el director general de Liga Inmobiliaria. “Rentar ya no se ve como tirar el dinero, sino como una decisión lógica ante lo caro que resulta comprar”.

La tecnología también juega un papel importante. Nuevas generaciones no imaginan un proceso de compra tradicional, con un crédito bancario y una hipoteca a 20 años. “Es probable que en el futuro alguien diga: ‘¿por qué Amazon no me presta para una casa?’ y Amazon diga que sí”, dijo Urbano.

Además, ya se observan innovaciones en los modelos de negocio: análisis de crédito basado en comportamiento, construcción modular, materiales reciclados y plataformas que integran venta, administración y atención postventa. “El sector se moverá por la necesidad de adaptarse. El que no lo haga, se queda atrás”, afirmó Urbano.

Un nuevo ciclo para la vivienda en México

A pesar de los retos, el interés de los jóvenes por adquirir vivienda se mantiene. La generación millennial representa entre el 27% y 30% de la población nacional, con entre 35 y 38 millones de personas. Aunque su proporción de compra sea menor, en números absolutos significan más que los 22 a 25 millones de personas que componen la generación X.

Ante esta presión demográfica, el sector deberá acelerar su transformación. “El problema no es solo hacer más vivienda, sino hacerla de una forma diferente”, concluyó Urbano. El reto no solo recae en el gobierno y sus planes de construcción de un millón de viviendas, sino también en los desarrolladores privados, bancos, proveedores y reguladores urbanos.

Las nuevas generaciones están ahí. No es que no quieran vivienda. Es que no se les está ofreciendo lo que necesitan, ni en el formato adecuado, ni en el momento oportuno. El tiempo para adaptarse es ahora.

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