“Normalmente te prestan un 70%, tú tienes que poner el 30%”, explicó Karim Oviedo Ramírez, presidente nacional de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).
Los recursos, además, solo pueden aplicarse en la obra, lo que excluye sueldos o pasivos previos. Este esquema deja fuera a nuevos desarrolladores y a proyectos de vivienda en renta, donde no existen preventas que aseguren la recuperación inicial.
Del lado de los compradores, las limitaciones son aún mayores. El 54% de la población está en la informalidad, lo que significa que no puede comprobar ingresos ni acceder a un crédito hipotecario ligado a la seguridad social. La cifra refleja que, incluso si aumentara la producción de vivienda, buena parte de los hogares no podría financiar su compra.
Brecha creciente
En la Ciudad de México, la producción anual de vivienda nueva ronda las 8,000 unidades, una cifra insuficiente frente a la demanda. Esa escasez alimenta el alza de precios y rentas, sobre todo en segmentos medios y bajos, donde los departamentos se ocupan en cuestión de días.
“La banca tiene una responsabilidad grande. Si la banca no financia vivienda y más vivienda a términos asequibles, son corresponsables de la crisis de vivienda”, consideró Francisco Andragnes, director general de Homie, en la presentación de la iniciativa Revive (Red para el rescate de la Vivienda).
En este contexto, los especialistas insisten simplificar los permisos de construcción y flexibilizar las condiciones de crédito. Mientras no existan alternativas para trabajadores informales ni se ajusten los productos a esquemas distintos al de compraventa, la brecha seguirá creciendo.
Retos y perspectivas
El financiamiento de la vivienda no solo depende de la oferta de la banca. También enfrenta factores regulatorios y de planeación urbana.
En la capital, por ejemplo, se discute la verticalización y la autorización de edificios más altos. Pizarro indicó que desde el punto de vista técnico no hay impedimentos para que la banca financie proyectos de mayor densidad, siempre que cumplan con normativas y permisos.
La modernización tecnológica también empieza a transformar la forma en que se realizan operaciones financieras. Contratos digitales, trámites en línea y herramientas de análisis apoyadas en inteligencia artificial forman parte de la actualización del sector.
“Poco a poco estamos utilizando mucho más los elementos digitales y de acercamiento al mercado en términos fintech”, comentó Pizarro.
En paralelo, Multiva anunció que tiene el compromiso de colocar 170,000 millones de pesos en proyectos inmobiliarios e infraestructura en los próximos tres años, lo que duplicaría el tamaño de su balance. “El país necesita un involucramiento mayor en infraestructura y en vivienda. Tienen que ser créditos complementarios más que encasillados”, aseguró Pizarro.