El mapa del Infonavit
Entre 2010 y 2020, el Infonavit otorgó 4.1 millones de créditos en México. Parte de ellos se destinó a ciudades con mercados laborales consolidados. De acuerdo con el análisis, “1.7 millones (41.1 %) se utilizaron para adquirir una vivienda en alguna de las 32 ciudades analizadas”.
Para entender dónde están esas viviendas, el Instituto ubicó cada manzana de acuerdo con la distancia al centro histórico. Así pudo identificar un patrón claro: 71.5 % se ubica en la periferia, mientras que 3.1% se utilizaron para adquirir viviendas ubicadas en su zona céntrica.
La ubicación responde a la disponibilidad de suelo para proyectos de gran tamaño y a la capacidad de compra de los trabajadores formales. Por ello, el fenómeno es más fuerte en el Bajío y el norte, donde se concentran los empleos formales.
Pero esta ubicación no es un factor determinante en la urbanización de las zonas, de acuerdo con el análisis.
Para saber qué tan conectadas estaban las áreas en las que el Infonavit ayudó en la compra de una vivienda, el estudio asignó una calificación a cada una de las 1.5 millones de manzanas urbanas registradas en el Censo de Población y Vivienda 2020.
La escala va de cero, cuando no hay ningún satisfactor urbano, a cinco, cuando la manzana cuenta con todos: pavimento, banqueta, alumbrado público, drenaje pluvial y parada de transporte público.
Las manzanas con viviendas financiadas por Infonavit presentan mayor acceso a infraestructura urbana que el resto de las ubicadas a la misma distancia del centro.
Esta diferencia se acentúa precisamente en la periferia, donde se concentran la mayoría de las viviendas del Instituto. "Lo que refleja posiblemente un proceso de planeación urbana y desarrollo de infraestructura básica que acompaña a los proyectos de desarrollos habitacionales de alta densidad", señala el documento.
En cada decil de distancia al centro, las manzanas con créditos del Infonavit superan al resto en disponibilidad de servicios.
Pero la brecha crece conforme aumenta la lejanía del centro histórico, justo donde se ubican siete de cada 10 viviendas financiadas por el Instituto.
El tamaño sí importa
El documento confirma la relación entre el tamaño de una ciudad y el acceso a servicios urbanos. Las economías de escala que genera el incremento de población facilitan la dotación de infraestructura. Los gobiernos locales de ciudades grandes cuentan con más recursos fiscales y capacidades administrativas.
Sin embargo, el caso mexicano muestra matices. Ciudades medianas como Aguascalientes y Mérida, con poco más de un millón de habitantes cada una, superan en infraestructura a metrópolis mucho más grandes.
Las ciudades con más de 500,000 habitantes obtuvieron una calificación promedio de 1.6. La Ciudad de México alcanzó 2.3 puntos. En el extremo opuesto, tres ciudades pequeñas quedaron por debajo de 1.0: Tlaxcala, Acapulco y Oaxaca.
Los investigadores advierten que "la ausencia de planificación urbana, el crecimiento acelerado de la población, una inversión insuficiente en infraestructura urbana o una deficiente gobernanza a nivel local (supervisión de obras y permisos) pueden afectar la disponibilidad de satisfactores urbanos, así como su correcto mantenimiento y funcionalidad".