La primer suspensión de la remodelación del Stamford Bridge fue en mayo 2018, cuando el equipo de fútbol puso en espera el proyecto debido a que no había “un clima favorable para invertir”. El estadio, del que era necesario demolerse y volverse a edificar desde el inicio, se convertiría en el recinto deportivo más caro del continente europeo.
Pero este no fue el único inconveniente al que se enfrentó. Al encontrarse ubicado en un barrio residencial de Londres, una de las familias que vivían en la zona, la Crostwaite interpuso un recurso legal para evitar las obras ya que sus nuevas dimensiones obstruirían el paso de la luz a su vivienda.
Al final, la familia cedió, sin embargo la economía para el club nunca estuvo lo suficientemente estable como para que se pudiera continuar con los planes.
El diseño contemplaba una ampliación de capacidad para que pasara de poder albergar de 41,000 fanáticos a 60,000. Tendría la forma de un caparazón acanalado, estilo gótico, inspirado en los edificios victorianos y contaría con 264 pilares de ladrillo que rodearçian la estructura de 60,000 metros cuadrados.