Marcela Aragüez es una arquitecta cuya experiencia se puede describir entera con el prefijo “multi”. Ha estudiado en múltiples países, desarrolla múltiples actividades que van desde la academia hasta el trabajo en despacho, y ahora dirige una maestría de carácter internacional que ahora resulta hasta multicultural.
Marcela Aragüez y la globalidad de la arquitectura
Esta característica a la que en los últimos años se define como “multitask”, la ha llevado a ser la directora más jóven de España de un posgrado —del mismo nivel— para el que se necesita una amplia experiencia en la teoría y en la práctica. “Digamos que he intentado no perder mucho el tiempo desde que me gradué en arquitectura”, dice al hacer referencia a su trayectoria profesional.
Sus decisiones la han llevado a que su trabajo sea reconocido por la Fundación Japón, Fundación Sasakawa, la Sociedad de Historiadores de Arquitectura del Reino Unido, entre otras.
La Marcela Aragüez de la academia
El cargo es: directora del máster Habilitante en Arquitectura de la IE School of Architecture & Design en Madrid. Pero el reto no cabe sólo en una frase.
El posgrado surgió a raíz de un cambio normativo en la mayoría de universidades españolas en el año 2010, que estableció que para poder obtener la licencia profesional y tener la responsabilidad de firmar proyectos de arquitectura, es necesario completar un máster de un año después de cursar un grado de cinco años en arquitectura.
Este máster proporciona la validez profesional y académica requerida para ejercer la profesión de arquitecto de manera responsable y cumplir con las regulaciones establecidas en España y en la mayoría de los países de la Unión Europea.
El principal reto es asegurar que los programas de formación académica cumplan con los estándares y regulaciones establecidos por el gobierno, así como garantizar que los estudiantes adquieran los conocimientos y habilidades necesarios para ejercer la profesión de arquitecto de manera competente y responsable.
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Además, es importante mantener actualizados los contenidos para abordar temas relevantes como la internacionalización, la sostenibilidad y el management en arquitectura, y así preparar a los estudiantes para los desafíos actuales del campo.
“Son temas interesantes y muy ausentes en la formación del arquitecto, pero que realmente es esencial cuando vas afuera y quieres construir tu firma arquitectónica y tienes que entender cómo te insertas dentro de una empresa, entender un poco cuáles son las dinámicas de empresas, de business, de management, que necesitas para una industria como la arquitectura. Eso valoran mucho los alumnos”, dice la arquitecta.
El curso está abierto a alumnos egresados de un grado en arquitectura cursado en España, o de alumnos que hayan convalidado en España su título extranjero. La internacionalización es uno de los pilares fundamentales del programa, lo que implica la inclusión de temas y la participación de personas de diferentes culturas y contextos.
Esta diversidad y la multiculturalidad desempeñan un papel fundamental, de acuerdo con Marcela Aragüez, ya que fomenta una conciencia global entre los estudiantes y enriquece su experiencia educativa.
Ayuda a los estudiantes a desarrollar una perspectiva más amplia y a comprender mejor las complejidades de la arquitectura en un contexto globalizado. Además, la exposición a diferentes enfoques y prácticas arquitectónicas provenientes de diversas culturas enriquece el aprendizaje y promueve la creatividad y la innovación en el campo de la arquitectura.
Y para dirigir tal experiencia, se requería de una arquitecta también multicultural, como Marcela Aragüez, quien nació en España, pero estudió en Suiza, Reino Unido y Japón.
Tres culturas, una persona
La trayectoria de la arquitecta ha sido práctica y académica. En el primer ámbito, se desempeñó en estudios como espegel-fisag Arquitectura, un estudio liderado por dos mujeres destacadas en el campo; posteriormente, amplió su experiencia internacional al trabajar en la práctica de la arquitectura en Suiza, donde adquirió una visión detallada y cuidadosa de la construcción. En este país también participó en concursos de arquitectura importantes.
Esta combinación de experiencias le ha permitido desarrollar una perspectiva profesional sólida y diversa en el campo, que complementa su otra formación.
Realizó una maestría sobre diseño espacial en el Reino Unido, específicamente en la Bartlett School of Architecture, una reconocida escuela de arquitectura en Londres. Posteriormente, decidió continuar su formación académica realizando un doctorado en la misma universidad, lo que le permitió expandir su visión arquitectónica hacia enfoques más conceptuales y teóricos.
Estas experiencias internacionales han contribuido significativamente a su desarrollo profesional y académico, enriqueciendo su perspectiva y ampliando sus horizontes en el campo de la arquitectura, pero su estancia en Japón, en donde ha sido investigadora visitante y colaborado con diversos proyectos, país al que ha regresado al menos seis veces, cuenta, es especial para ella.
“En cuanto a la arquitectura, creo que tienen una particular sensibilidad de entender el espacio, de entender la modulación del espacio. Y si bien en lo material son mucho más, digamos, permisivos, por ejemplo, es normal en un edificio, en una casa en Japón, pasar frío en invierno y calor en verano, por eso tiene que ver con también aspectos culturales que son diferentes, quizás esta permisividad material les permite llegar a una definición casi etérea de la arquitectura, que es increíblemente interesante en su experiencia”, dice.
Agrega que hay una concepción del espacio, como la relación entre el interior y el exterior, que es más borrosa, cuyo estudio ha llevado no sólo al máster en IE School, sino a su experiencia en investigación.
La tierra y el mar
Uno de los trabajos más recientes de Marcela Aragüez es Amphibious Habitats: Entornos arquitectónicos entre la tierra y el mar, una recopilación realizada junto con Gregorio Astengo, de trabajos en donde se busca crear conversaciones sobre la arquitectura en los espacios costeros, que son particularmente vulnerables y dinámicos debido a los efectos del cambio climático.
El enfoque del proyecto se centró en organizar un concurso de arquitectura para recopilar propuestas de jóvenes arquitectos sobre cómo abordar la relación entre la tierra y el mar. Posteriormente, se realizó una exposición en Málaga, en el centro cultural La Técnica, que sirvió como plataforma para discutir el tema y analizar el papel de la arquitectura en la conservación de estos hábitats.
Una de las reflexiones clave del proyecto es la necesidad de adoptar una perspectiva más sensible hacia los hábitats costeros, reconociendo su naturaleza dinámica y permitiendo que se adapten naturalmente a los cambios. Se cuestiona la viabilidad de construcciones fijas como los paseos marítimos, que pueden obstaculizar los procesos naturales y contribuir a la pérdida de superficie costera y erosión. Se propone la consideración de arquitecturas temporales e infraestructuras flexibles que se adapten a la evolución del entorno.
Además, se plantea la importancia de integrar consideraciones económicas, sociales y culturales en los proyectos arquitectónicos, reconociendo el impacto que tienen en las comunidades locales con un enfoque multidisciplinario en el diseño arquitectónico, donde los arquitectos actúen como mediadores entre diversas disciplinas para promover la innovación espacial y social.
Este trabajo también lleva a la arquitecta a una reflexión sobre el papel fundamental del arquitecto en la sociedad, pero también en su colaboración necesaria con otros campos. “Nosotros los arquitectos somos especialistas en construir el espacio, pero por eso necesitamos que otros especialistas nos nutran de elementos en los que no tenemos el control y reconocimiento”, dice.
Y agrega, “ser un arquitecto multidisciplinar es importante pero hasta cierto punto, porque sino la arquitectura como una disciplina con un énfasis innovador puede perderse y ahí yo creo que está el efecto”.