Destaca que la gente sigue buscando vivienda en renta y prueba de ello es que este año se han realizado 35% más búsquedas de este tipo en el país, mientras que la de vivienda en venta solamente ha crecido en 7%.
“La gente al inicio de año estaba buscando una propiedad, pero tuvo que postergar esa decisión hasta tener mayor certeza económica de poderse comprometer de un crédito a largo plazo. Ahora ha migrado la tendencia y han aumentado las preferencias por la renta de propiedades“, comenta.
Sin embargo, por la crisis, los precios de estas rentas si han tenido que bajar ante los problemas económicos como pérdidas de 2 millones de empleados formales, según cifras de Infonavit, lo que incide directamente en la demanda de vivienda, señala.
Por ello, a nivel nacional los precios de renta de vivienda han bajado un promedio de 12%, aunque en la Ciudad de México, especialmente en la colonia Del Valle existen casos en los que se han bajado de 30,000 a 20,000 pesos, una reducción de 33.3%, de acuerdo con Lamudi.
“Es principalmente porque tanto los propietarios como los desarrolladores prefieren mantener flujo de efectivo, aunque sea menor, pero mantenerlo antes que arriesgarse por un lado a perderlo durante un tiempo más prolongado así como exponerse a volver a buscar nuevos inquilinos que paguen en tiempo y forma, que tengo hábitos sanos adecuados para el uso de su inmueble. Han tenido que optar por ser más flexibles“, explica.
Federico Sobrino, consejero del Instituto de Administradores de Inmuebles (IAI), menciona que al inicio de la pandemia en México, en marzo pasado, los arrendadores plantearon subir rentas por la crisis, pero al ver el contexto, tuvieron que ser más flexibles.
“Al paso del tiempo vieron que la gente daba por terminado el contrato de renta de manera anticipada“, recuerda.
Ante eso, se empezó a generar una tendencia para bajar las rentas.
Menciona que una de las razones de esta tendencia es que algunos inquilinos optaron por regresar a casa de sus padres, porque empezaron a hacer home office y no debían vivir cerca de sus trabajos o porque ya no podían seguir pagando.
Además, en algunos casos se trataba de personas extranjeras o de otras entidades del país que al no tener que acudir a sus oficinas de trabajo, tuvieron la libertad de volver a sus países o ciudades y no seguir rentando.
Como Eleonor, propietaria de un departamento en Coapa, Ciudad de México, que se enfrentó a que su inquilina dejó de rentar porque su trabajo ya no era presencial y decidió regresar a vivir en Hidalgo.
Tras un mes de tenerlo en renta, decidió rentarlo a alguien de su confianza, pero con una renta de 3 mil pesos, cuando previamente o alquilaba en 7 mil pesos. “Preferí hacerlo porque no encontraba a alguien que me lo rentara y era mejor tener una entrada (de ingresos), aunque fuera menos, pero tenerla“, cuenta.