“Después de la inactividad que se tuvo en los meses de abril y mayo, reconformar los equipos de construcción en ARA, específicamente la mano de obra, no fue tarea sencilla. Así mismo, debido al cierre de oficinas o a que están trabajando con un número reducido de colaboradores, también nos demoramos en la obtención de licencias de construcción y comercialización en ciertos municipios”, reportó la desarrolladora Ara en octubre del 2020, por ejemplo.
Por la crisis económica las personas también fueron más cautelosas para comprar y trasladaron su interés a las rentas. Sin embargo, la colocación hipotecaria y de monto de financiamiento se redujo sólo 1% en el año, indican datos citados por el periódico Reforma.
“Los apoyos de las instituciones financieras como los plazos para el pago de intereses y las medidas de contingencia del Infonavit pudieron hacer que las empresas no se descapitalizan y empezaron a trabajar, pero muchas no tuvieron condiciones de iniciar vivienda nueva”, detalló al medio de comunicación, Roberti Anda González, presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo Urbano y Vivienda de Coparmex.
Esto podría agravar el acceso a inmuebles en lugares como en la Ciudad de México. Entre 2016 y 2018, los precios de vivienda del sector medio se elevaron y migraron al nivel residencial, debido al incremento de 25% de costo de suelo y a los trámites de licencia de construcción, lo que a su vez afectó el inicio de nuevos proyectos.
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Como resultado, 16% del mercado de departamentos y casas con valor entre el 1 y 2 millones de pesos quedó desatendido. En el primer trimestre de 2020, la capital del país contó con un stock de vivienda de 1,299 proyectos verticales y 89 horizontales, de los cuales 19% fue de segmento medio. Esto representa un descenso de 24% durante el periodo del 2015 al 2020.