La iniciativa privada cambia de papel
Otra transformación fue la modificación del esquema de subsidios a desarrolladoras privadas. Según Vega, el modelo previo carecía de transparencia. “Del 100% de los subsidios, 10% de las personas acreditadas sabían del subsidio”, señaló.
Hasta 2018, los subsidios se entregaban a través de un sistema automatizado, sin contacto directo con las familias. A partir de 2019 se optó por canalizar recursos directamente a las personas, en esquemas de autoproducción y reconstrucción tras desastres. Esa experiencia se retoma en el nuevo programa.
Las empresas constructoras continúan participando bajo nuevas condiciones. El Infonavit colabora con desarrolladoras que también pueden aportar suelo. De acuerdo con la Sedatu, se establecieron parámetros para limitar las utilidades y mantener el enfoque social.
Necesitamos que sus ganancias sean justas y que no se vea como un negocio, sino como un programa de beneficio social".
Edna Vega Rangel, titular de la Sedatu.
Por parte de Conavi se trabaja con Organismos Ejecutores de Obra (OEOs), empresas registradas que deben demostrar capacidades técnicas, jurídicas y fiscales. Estas deben estar al corriente con el SAT y cumplir con los lineamientos del padrón de prestadores de servicios.
Personalización en la asignación
Uno de los ejes del programa es que el crédito y el subsidio se definan con base en la capacidad de pago de las personas y no mediante sistemas automáticos.
El esquema parte del ingreso de cada familia y establece que no se destine más del 30% del ingreso mensual al pago de la vivienda durante 20 años. La diferencia se cubre mediante subsidio público, si aplica.
“Si ganas un salario mínimo y la vivienda cuesta 600,000 pesos, pues con ese salario mínimo ni en 50 años la va a terminar de pagar”, ejemplificó Vega. En esos casos, se determina un subsidio proporcional.
El modelo se aplica ya en zonas de reubicación, pueblos originarios y otras áreas marginadas. También se incluye una modalidad de vivienda en renta, en particular para jóvenes que viven o trabajan cerca de los desarrollos.
En los proyectos de Conavi, 20% de las viviendas se reservan para esta modalidad, con contratos de hasta siete años. Infonavit trabaja en un modelo de renta con opción a compra.
La selección de beneficiarios se realiza mediante censos aplicados en zonas cercanas a los desarrollos. Se prioriza a familias que habitan en áreas con altos índices de marginación o que requieren reubicación por riesgo. En Acapulco, por ejemplo, se contempla reubicar a 1,400 familias afectadas por eventos recientes.
La ubicación del predio también influye. En el caso del Infonavit se eligen terrenos donde hay mayor concentración de derechohabientes. Para Conavi el criterio es más amplio, ya que sus apoyos están dirigidos a población sin afiliación a sistemas formales.