Semana a semana se acumulan noticias sobre modificaciones a la ruta, amparos en su contra, expropiaciones de terreno y cambios en Fonatur, la dependencia a cargo. Aún así, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido que “llueve, truene o relampaguee”, el tren será terminado a tiempo.
Controversia por licitaciones
Uno de los primeros pasos para poner en marcha el Tren Maya fue decidir quién lo construiría, por lo que la obra se dividió en ocho tramos con licitaciones en cada uno, además del material rodante.
Ésta última fue una de las más comentadas debido al monto. El consorcio ganador (formado por Alstom, Bombardier, Gami y Construcciones Urales) ganó el concurso por 36,600 millones de pesos.
El contrato se firmó para no sólo diseñar, producir, probar y poner en marcha los trenes necesarios para el proyecto, sino también para construir los talleres en donde se fabrican.
La segunda licitación del Tren Maya que robó la atención de la opinión pública, fue la del Tramo 5, que correría de Cancún a Tulum. La zona es la de mayor consolidación turística de la ruta, pero al mismo tiempo era la que contemplaba más complejidades técnicas y constructivas (por la inestabilidad del suelo y llevarse a cabo en una zona urbana).
El fallo del concurso se pospuso dos veces, a pesar de haber tenido propuestas de 10 consorcios, luego de haber dividido el tramo en dos partes, la sur y la norte, y hacer más sencilla la construcción.
Finalmente, México Compañía Constructora se hizo acreedora del contrato para realizar la parte de Playa del Carmen a Tulum, mientras que se decidió que el de Cancún a Playa del Carmen fuera edificado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).